ANTECEDENTES
El contexto económico actual se caracteriza por una dinámica acelerada que exige un continuo desarrollo de capacidades productivas que impulsen transformaciones estructurales hacia actividades con mayor complejidad económica y alto componente tecnológico. La optimización de los procesos productivos ha desencadenado en la generación de cadenas globales de valor, donde la innovación se ha convertido en el principal eje de acción para alcanzar un mejor posicionamiento en la economía global.
En términos generales, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) se ha caracterizado por un favorable desempeño económico que ha sido posible a través de una estrategia de crecimiento orientada al comercio internacional, representando el 6,3% de las exportaciones a nivel mundial para 2014. Estos resultados se han traducido en una expansión promedio interanual del 5,6% de su PIB desde 2001 y una participación del 6,0% en el PIB mundial para 2014. Así mismo, la ASEAN ha logrado una exitosa transformación productiva que le ha permitido diversificar sus exportaciones hacia bienes de intensidad tecnológica media y alta. Esta transformación se ha apoyado fundamentalmente en la absorción de capacidades productivas, la generación de condiciones para la atracción de inversión extranjera directa (IED) y la promoción de actividades de investigación y desarrollo.
Por su parte, América Latina y el Caribe representó el 8,6% del PIB mundial en 2014 y mostró un crecimiento promedio interanual del 3,8% durante el período 1990-2014. En términos comerciales, la región exportó el 5,5% de los bienes y servicios a nivel mundial en 2014. El proceso de transformación productiva se ha desarrollado con mayor lentitud en la región, exhibiendo una canasta exportadora menos diversificada que la mostrada por los países de la ASEAN, consecuencia del aprovechamiento de la dotación de factores que ha llevado a una especialización en bienes primarios, los cuales tienen una fuerte incidencia de factores cíclicos, baja contribución en las cadenas de valor y una atracción poco significativa de IED proveniente del Sudeste Asiático.
Para los países de América Latina y el Caribe resulta provechoso profundizar los nexos económicos con la ASEAN pues esto generaría transferencia de tecnologías para el proceso productivo, permitiría el ingreso a cadenas globales de valor y la captación de mayores flujos de inversión. Por su parte la ASEAN accedería a nuevos mercados para sus bienes y servicios y potenciaría su ritmo de crecimiento a través del acceso a una abundante fuente de recursos naturales.
Aunado a esto, se espera que para el 2016 continúe la desaceleración de los mercados emergentes y el debilitamiento en la recuperación de las economías avanzadas. Por tales motivos resulta mutuamente beneficioso estrechar los vínculos entre ambas regiones para potenciar el crecimiento económico. No obstante, como lo demuestran las estadísticas de los flujos comerciales y de inversiones directas, los países de América Latina y el Caribe mantienen una participación relativa muy baja en los intercambios y las inversiones de los países miembros de la ASEAN.
El establecimiento de organismos de cooperación enfocados en promover las relaciones económicas entre la ASEAN y América Latina y el Caribe comenzaron en la década de los sesenta. Una de las primeras iniciativas es el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés) creado en 1989 con el propósito de facilitar el comercio, la inversión y promover el desarrollo económico de los países de la cuenca del Pacífico.
En 1999 se establece, por iniciativa de Chile y Singapur, el Foro de Cooperación de América Latina – Asia del Este (FOCALAE), este tiene como objetivo incrementar el conocimiento y la cooperación entre ambas regiones para mantener un diálogo e interacción cercana. Otra importante iniciativa, dada la magnitud de sus propuestas, es el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) el cual entró en vigencia en 2015 y tiene como propósito la negociación de un Tratado de Libre Comercio (TLC) multilateral entre los países miembros.
En tal sentido, el SELA considera necesario dedicar mayores esfuerzos en la identificación de áreas de mutuo interés que permitan expandir las relaciones económicas en actividades con alto valor agregado que potencien el crecimiento económico de ambas regiones.