PALABRAS DEL EMBAJADOR ROBERTO GUARNIERI, SECRETARIO PERMANENTE DEL SELA, EN LA REUNIÓN DE FUNCIONARIOS DE ALTO NIVEL SOBRE DESARROLLO PRODUCTIVO E INDUSTRIAL EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
Honorable Señor Lenin Echevarría, Viceministro Primero del Ministerio de Industria de Cuba y representante de la Secretaría Pro Tempore de la CELAC;
Señor Carlos Chanduvi, Jefe del Programa para América Latina y el Caribe de la Secretaría de la ONUDI;
Señor Gabriel Porcile, Oficial de Asuntos Económicos de la División de Desarrollo Productivo y Empresarial de la CEPAL;
Señores Representantes de los Estados de nuestra Región;
Señores Representantes de Organismos Regionales y Subregionales;
Distinguidos Ponentes;
Señoras y señores:
Seguramente hay diversas perspectivas desde las cuales se puede aproximar el tema del desarrollo productivo e industrial en el contexto de la integración económica.
Quiero hacerlo en esta oportunidad con referencia a la cuestión conceptual conocida en la literatura como “el problema de la proporción de factores” que impide o limita su eficiente utilización y condena a su cesantía, subempleo o empleo disfrazado.
Y por lo tanto, a la necesidad absoluta de su resolución, indispensable para el crecimiento económico sostenible, la eficiencia general y el empleo productivo de la población económicamente activa.
Es mi contención que la integración económica integral de nuestros países latinoamericanos y caribeños constituye un elemento determinante para el logro de ese objetivo.
Por integración económica integral entiendo no solo el mercado ampliado, de bienes y servicios, finales o intermedios, mediante la liberación de los obstáculos arancelarios y de otra naturaleza, al comercio intrarregional, sino también, paralelamente y –agregaría- crucialmente, de lo que podría denominarse la integración institucional y normativa.
La integración de las políticas públicas y regulatorias nacionales y, dentro de estas, de las políticas para el desarrollo industrial en el espacio económico ampliado, latinoamericano y caribeño que es precisamente la cuestión que nos ha convocado a este encuentro.
La ampliación del mercado de bienes y servicios, esencialmente cumplida dentro de nuestros esquemas regionales y subregionales de integración, es evidentemente una etapa fundamental del proceso, pero no basta.
Es ahora indispensable establecer una agenda para la convergencia de las instituciones y, simultáneamente, de las políticas macroeconómicas, fiscales, monetarias y cambiarias, para facilitar la movilización, conjuntamente con el comercio de bienes y servicios, de los factores productivos, del capital, del trabajo, de la tecnología y de la competencia empresarial.
Solo así, mediante el establecimiento de una base común, en sus fundamentos esenciales, de las políticas públicas, incluyendo las políticas microeconómicas propiamente dichas, de normas y procedimientos de regulación de la competencia y de las fallas eventuales del mercado, podrá promoverse una asignación más eficiente a nivel global y por ende nacional, de los cuantiosos y diversos recursos colectivos disponibles en América latina y el Caribe.
Solo así, a mi entender, podrá gradualmente resolverse de manera permanente el problema de la proporción de factores” que presentan todos nuestros países en diferente intensidad y que impide su pleno empleo productivo interno y la frustración consiguiente del potencial económico a nivel nacional.
Se dirá –con razón- que todavía así, es decir aun lograda la plena integración comercial e institucional en nuestra región, puede subsistir en algún grado el problema de la proporción de factores.
Ciertamente cabe la posibilidad de que así sea. Por ello es necesario, a mi juicio, que la integración subregional en América latina y el Caribe transcurra en un contexto de apertura amplia hacia al resto del mundo.
Por ello, nuestra propia integración económica no solo es compatible con el establecimiento de mecanismos de liberación al comercio y a los movimientos de capitales directos con la economía global, sino que es indispensable que así sea ya que ambos procesos se complementan y refuerzan mutuamente para el logro de los objetivos últimos de la política de Estado en el área económica y social la política industrial futura de nuestras naciones debe diseñarse, en mi modesta opinión, dentro de este contexto.
Ahora les corresponde a ustedes distinguidos participantes en este foro, el reto de iniciar este proceso.
Muchas gracias.