AYUDA AL DESARROLLO SERÁ PILAR DE POLÍTICA EXTERIOR DE EEEUU
11 enero 2010
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Publicado por la Agencia Inter Press Servide
Washington, ene (IPS) - La ayuda al desarrollo será "el pilar central" de la política exterior de Estados Unidos, anunció la secretaria de Estado (canciller), Hillary Clinton.
La funcionaria mencionó seis aspectos clave de la estrategia de desarrollo del gobierno de Barack Obama, en un discurso celebrado el miércoles en el Instituto Peterson de Economía Internacional, en Washington.
Una mayor coordinación con los receptores de la ayuda, otros donantes y los numerosos organismos del gobierno de Estados Unidos, incluso con el Pentágono (ministerio de Defensa), que entregan la asistencia al exterior. Asimismo, la atención se concentrará en sectores fundamentales de países pobres, como salud, agricultura, seguridad, educación, energía y gestión de gobierno.
Washington también pretende incrementar la inversión en nuevas tecnologías que permitan a "miles de millones de personas saltar al siglo 21 luego de no haber aprovechado los avances del siglo 20" y en proyectos diseñados para mejorar la situación y el poder de las mujeres. Este es un tema de "importancia personal para mí, y uno en el que he trabajado durante casi cuatro décadas", declaró Clinton.
La canciller también destacó su intención de convertir la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) en la "principal agencia de desarrollo del mundo" y de reducir su dependencia de las empresas privadas que se han transformado en las mayores beneficiarias de la ayuda exterior de Washington, especialmente durante el gobierno de George W. Bush (2001-2009).
"Durante demasiado tiempo hemos dependido de los contratistas para las mayores contribuciones y disminuido nuestras propias capacidades profesionales e institucionales", aseguró Clinton.
"Debemos remediar eso. Los contratistas están para apoyarnos, y no para suplantarnos. La USAID y el Departamento de Estado (cancillería) deben tener el personal, la pericia y los recursos para diseñar, implementar y evaluar nuestros proyectos", agregó.
Clinton pronunció el discurso mientras persiste la incertidumbre sobre el futuro de la política de ayuda al desarrollo y la función que le compete a la USAID, cuyo nuevo administrador, Rajiv Shah, asumirá el cargo este jueves luego de ser confirmado en el mismo por el Senado la semana pasada.
Shah es un médico de 36 años que trabajó brevemente como subsecretario de Investigación y Científico Encargado del Departamento de Agricultura antes de que Obama lo propusiera como administrador de la USAID en noviembre. También tuvo cargos de relevancia en la Fundación Bill y Melinda Gates.
El gobierno está realizando dos importantes trabajos de revisión de la política de desarrollo de Estados Unidos. El primero, a cargo del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, se llama "Directriz de estudio presidencial sobre el desarrollo mundial". El segundo es la "Revisión del cuatrienio sobre diplomacia y desarrollo", del Departamento de Estado.
Se espera que ambos ejerzan una fuerte influencia en la estrategia de desarrollo de este país.
Durante la Guerra Fría, la USAID fue por lejos la agencia de ayuda exterior más importante de Washington, pero su influencia, presupuesto y personal han disminuido paulatinamente en las últimas dos décadas, y especialmente durante el gobierno de Bush.
Por ejemplo, con la "guerra contra el terror" desatada tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, el Pentágono recibió la responsabilidad y cientos de millones de dólares para "construir naciones" y otras tareas relacionadas con el desarrollo que tradicionalmente habían sido realizadas por la USAID.
Además, el gobierno de Bush, cuyo escepticismo ideológico le hacía desconfiar de la eficiencia del Estado, a menudo le daba preferencia a las empresas privadas. En los últimos ocho años, estas se beneficiaron económicamente gracias a esa actitud.
La USAID también perdió la escasa autonomía institucional que tuvo cuando fue incorporada formalmente al Departamento de Estado en 2006, con el fin de mejorar la coordinación entre la diplomacia y la labor de desarrollo de Estados Unidos.
Finalmente, cuando el gobierno de Bush creó en 2004 la Millennium Challenge Corporation (MCC), redujo en los hechos la ‘clientela’ de la USAID a los países en conflicto o con mala gestión de gobierno, como Afganistán y Yemen, o a las catástrofes humanitarias.
El objetivo de la MCC era garantizar volúmenes más elevados de ayuda bilateral a los países en desarrollo comprometidos con las reformas políticas y la liberalización económica de largo alcance. En la actualidad, los acuerdos bilaterales de la MCC otorgan fondos a 19 países.
Las revisiones en curso del gobierno pretenden abordar estos y otros problemas, pero Clinton, que habló favorablemente acerca de la labor de la MCC, también se manifestó contraria a devolverle a la USAID su autonomía y a elevar a su administrador a un rango de nivel del gabinete, como recomendaron varios expertos en desarrollo.
Defensores de la USAID temen que la juventud de Shah y su falta de experiencia en Washington dificulten su capacidad para imponer los intereses a largo plazo de la agencia en materia de desarrollo, frente a los cálculos políticos y de seguridad a corto plazo de otros actores poderosos, como el Pentágono, el Departamento del Tesoro (ministerio de economía) y el Departamento de Estado.
Dado que las dos revisiones aún no están concluidas, Clinton no aclaró cómo se propone "reconstruir la USAID como la principal agencia de desarrollo del mundo", y afirmó que el interés de Washington por lograr el desarrollo a largo plazo de los países pobres no necesariamente entra en conflicto con consideraciones de corto plazo.
"Estamos trabajando para integrar mejor el desarrollo a la defensa y la diplomacia en el terreno", dijo, profundizando sobre el concepto de lo que el gobierno denomina la interrelación entre las ‘tres d’.
"Yo sé que la palabra ‘integración’ genera motivos de alarma. Existe la inquietud de que la integración del desarrollo implica diluirlo o politizarlo, renunciar a nuestras metas de desarrollo a largo plazo para alcanzar objetivos de corto plazo o entregarle más de la labor de desarrollo a nuestros diplomáticos o expertos en defensa", señaló Clinton.
"Eso no es lo que haremos. Lo que haremos es aprovechar la pericia de nuestros diplomáticos y militares en pos del desarrollo, y viceversa. Las tres ‘d’ deben reforzarse mutuamente", declaró.
También dijo que desea adoptar un modelo de desarrollo basado en la "asociación, y no en el patrocinio", y en "la consulta en lugar del decreto".
Además de trabajar en colaboración con los receptores de la ayuda, Washington reforzará la cooperación con otros países donantes – incluso con potencias emergentes como Brasil, China e India, a las que calificó de "importantes contribuyentes del desarrollo mundial" – y organizaciones multilaterales como el Banco Mundial y benéficas como la Fundación Gates, CARE, Oxfam y la Fundación Clinton.
La canciller anunció que Washington invertirá 3.500 millones de dólares en los próximos tres años en países cuya agricultura represente más de 30 por ciento de su producto interno bruto y más de 60 por ciento de los empleos, y donde hasta 70 por ciento del ingreso disponible de las familias se gaste en alimentos.
Clinton reiteró la promesa del gobierno anterior de proporcionar 63.000 millones de dólares a la salud mundial que, además de priorizar el combate contra el VIH-Sida, el paludismo y la tuberculosis, se utilizará para mejorar los sistemas sanitarios locales.
Con respecto a la innovación tecnológica, recordó el papel impulsor de Estados Unidos en la llamada Revolución Verde, en las técnicas pioneras de inmunización colectiva y en las computadoras portátiles con energía solar.
"No hay límites al potencial de la tecnología para reducir los obstáculos al progreso", dijo, citando el apoyo del Departamento de Estado a las iniciativas de empresas tecnológicas en México para denunciar actividades de pandillas, en Iraq para fomentar la transparencia del gobierno, y en República Democrática del Congo para llevar los servicios financieros móviles a las zonas rurales.
Washington, ene (IPS) - La ayuda al desarrollo será "el pilar central" de la política exterior de Estados Unidos, anunció la secretaria de Estado (canciller), Hillary Clinton.
La funcionaria mencionó seis aspectos clave de la estrategia de desarrollo del gobierno de Barack Obama, en un discurso celebrado el miércoles en el Instituto Peterson de Economía Internacional, en Washington.
Una mayor coordinación con los receptores de la ayuda, otros donantes y los numerosos organismos del gobierno de Estados Unidos, incluso con el Pentágono (ministerio de Defensa), que entregan la asistencia al exterior. Asimismo, la atención se concentrará en sectores fundamentales de países pobres, como salud, agricultura, seguridad, educación, energía y gestión de gobierno.
Washington también pretende incrementar la inversión en nuevas tecnologías que permitan a "miles de millones de personas saltar al siglo 21 luego de no haber aprovechado los avances del siglo 20" y en proyectos diseñados para mejorar la situación y el poder de las mujeres. Este es un tema de "importancia personal para mí, y uno en el que he trabajado durante casi cuatro décadas", declaró Clinton.
La canciller también destacó su intención de convertir la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) en la "principal agencia de desarrollo del mundo" y de reducir su dependencia de las empresas privadas que se han transformado en las mayores beneficiarias de la ayuda exterior de Washington, especialmente durante el gobierno de George W. Bush (2001-2009).
"Durante demasiado tiempo hemos dependido de los contratistas para las mayores contribuciones y disminuido nuestras propias capacidades profesionales e institucionales", aseguró Clinton.
"Debemos remediar eso. Los contratistas están para apoyarnos, y no para suplantarnos. La USAID y el Departamento de Estado (cancillería) deben tener el personal, la pericia y los recursos para diseñar, implementar y evaluar nuestros proyectos", agregó.
Clinton pronunció el discurso mientras persiste la incertidumbre sobre el futuro de la política de ayuda al desarrollo y la función que le compete a la USAID, cuyo nuevo administrador, Rajiv Shah, asumirá el cargo este jueves luego de ser confirmado en el mismo por el Senado la semana pasada.
Shah es un médico de 36 años que trabajó brevemente como subsecretario de Investigación y Científico Encargado del Departamento de Agricultura antes de que Obama lo propusiera como administrador de la USAID en noviembre. También tuvo cargos de relevancia en la Fundación Bill y Melinda Gates.
El gobierno está realizando dos importantes trabajos de revisión de la política de desarrollo de Estados Unidos. El primero, a cargo del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, se llama "Directriz de estudio presidencial sobre el desarrollo mundial". El segundo es la "Revisión del cuatrienio sobre diplomacia y desarrollo", del Departamento de Estado.
Se espera que ambos ejerzan una fuerte influencia en la estrategia de desarrollo de este país.
Durante la Guerra Fría, la USAID fue por lejos la agencia de ayuda exterior más importante de Washington, pero su influencia, presupuesto y personal han disminuido paulatinamente en las últimas dos décadas, y especialmente durante el gobierno de Bush.
Por ejemplo, con la "guerra contra el terror" desatada tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, el Pentágono recibió la responsabilidad y cientos de millones de dólares para "construir naciones" y otras tareas relacionadas con el desarrollo que tradicionalmente habían sido realizadas por la USAID.
Además, el gobierno de Bush, cuyo escepticismo ideológico le hacía desconfiar de la eficiencia del Estado, a menudo le daba preferencia a las empresas privadas. En los últimos ocho años, estas se beneficiaron económicamente gracias a esa actitud.
La USAID también perdió la escasa autonomía institucional que tuvo cuando fue incorporada formalmente al Departamento de Estado en 2006, con el fin de mejorar la coordinación entre la diplomacia y la labor de desarrollo de Estados Unidos.
Finalmente, cuando el gobierno de Bush creó en 2004 la Millennium Challenge Corporation (MCC), redujo en los hechos la ‘clientela’ de la USAID a los países en conflicto o con mala gestión de gobierno, como Afganistán y Yemen, o a las catástrofes humanitarias.
El objetivo de la MCC era garantizar volúmenes más elevados de ayuda bilateral a los países en desarrollo comprometidos con las reformas políticas y la liberalización económica de largo alcance. En la actualidad, los acuerdos bilaterales de la MCC otorgan fondos a 19 países.
Las revisiones en curso del gobierno pretenden abordar estos y otros problemas, pero Clinton, que habló favorablemente acerca de la labor de la MCC, también se manifestó contraria a devolverle a la USAID su autonomía y a elevar a su administrador a un rango de nivel del gabinete, como recomendaron varios expertos en desarrollo.
Defensores de la USAID temen que la juventud de Shah y su falta de experiencia en Washington dificulten su capacidad para imponer los intereses a largo plazo de la agencia en materia de desarrollo, frente a los cálculos políticos y de seguridad a corto plazo de otros actores poderosos, como el Pentágono, el Departamento del Tesoro (ministerio de economía) y el Departamento de Estado.
Dado que las dos revisiones aún no están concluidas, Clinton no aclaró cómo se propone "reconstruir la USAID como la principal agencia de desarrollo del mundo", y afirmó que el interés de Washington por lograr el desarrollo a largo plazo de los países pobres no necesariamente entra en conflicto con consideraciones de corto plazo.
"Estamos trabajando para integrar mejor el desarrollo a la defensa y la diplomacia en el terreno", dijo, profundizando sobre el concepto de lo que el gobierno denomina la interrelación entre las ‘tres d’.
"Yo sé que la palabra ‘integración’ genera motivos de alarma. Existe la inquietud de que la integración del desarrollo implica diluirlo o politizarlo, renunciar a nuestras metas de desarrollo a largo plazo para alcanzar objetivos de corto plazo o entregarle más de la labor de desarrollo a nuestros diplomáticos o expertos en defensa", señaló Clinton.
"Eso no es lo que haremos. Lo que haremos es aprovechar la pericia de nuestros diplomáticos y militares en pos del desarrollo, y viceversa. Las tres ‘d’ deben reforzarse mutuamente", declaró.
También dijo que desea adoptar un modelo de desarrollo basado en la "asociación, y no en el patrocinio", y en "la consulta en lugar del decreto".
Además de trabajar en colaboración con los receptores de la ayuda, Washington reforzará la cooperación con otros países donantes – incluso con potencias emergentes como Brasil, China e India, a las que calificó de "importantes contribuyentes del desarrollo mundial" – y organizaciones multilaterales como el Banco Mundial y benéficas como la Fundación Gates, CARE, Oxfam y la Fundación Clinton.
La canciller anunció que Washington invertirá 3.500 millones de dólares en los próximos tres años en países cuya agricultura represente más de 30 por ciento de su producto interno bruto y más de 60 por ciento de los empleos, y donde hasta 70 por ciento del ingreso disponible de las familias se gaste en alimentos.
Clinton reiteró la promesa del gobierno anterior de proporcionar 63.000 millones de dólares a la salud mundial que, además de priorizar el combate contra el VIH-Sida, el paludismo y la tuberculosis, se utilizará para mejorar los sistemas sanitarios locales.
Con respecto a la innovación tecnológica, recordó el papel impulsor de Estados Unidos en la llamada Revolución Verde, en las técnicas pioneras de inmunización colectiva y en las computadoras portátiles con energía solar.
"No hay límites al potencial de la tecnología para reducir los obstáculos al progreso", dijo, citando el apoyo del Departamento de Estado a las iniciativas de empresas tecnológicas en México para denunciar actividades de pandillas, en Iraq para fomentar la transparencia del gobierno, y en República Democrática del Congo para llevar los servicios financieros móviles a las zonas rurales.