LOS ESTADOUNIDENSES SON CADA VEZ MÁS HOSTILES FRENTE AL LIBRE COMERCIO (ARTÍCULO DE OPINIÓN)
05 octubre 2010
Fuente: Publicado por The Wall Street Journal, EEUU
Fuente: Publicado por The Wall Street Journal, EEUU
Nueva York, 5 de octubre (WSJ).- El público estadounidense, que ya dudaba de los beneficios de la globalización, está pasando a tener una actitud cada vez más hostil hacia ella.
A lo largo y ancho del país, los políticos están respondiendo a este clamor. Este cuadro nubla las perspectivas de que el Congreso de luz verde a los acuerdos de libre comercio de Estados Unidos con Colombia, Panamá, Corea del Sur y otros países y pone en duda la meta del presidente Barack Obama de duplicar las exportaciones en los próximos cinco años. La tendencia también ha generado inquietud en las empresas estadounidenses, cuyo crecimiento depende cada vez más de su internacionalización.
Un 53% de los entrevistados en la última encuesta realizada por The Wall Street Journal y NBC News, dijeron que los acuerdos de libre comercio habían perjudicado a EE.UU. Se trata de un alza frente al 46% de hace tres años y el 32% de 1999.
Incluso los profesionales mejor educados y de mayores ingresos, las personas con la mayor probabilidad de beneficiarse de los pactos de libre comercio, son cada vez más escépticos. "El cambio importante es que las personas bien educadas y de ingresos más altos han cambiado de parecer respecto a lo que pensaban hace cinco o diez años", indica Bill McInturff, un encuestador republicano que ayudó a realizar el estudio. Un 50% de los entrevistados con ingresos iguales o superiores a US$75.000 sostiene que los acuerdos de libre comercio han perjudicado a EE.UU., un alza frente al 24% que compartía la misma opinión en 1999.
Las preocupaciones acerca de los efectos secundarios de la globalización y la tercerización parecen ser uno de los escasos temas en los que concuerdan los estadounidenses de diferentes clases, ocupaciones y tendencias políticas. La votación de la semana pasada en la Cámara de Representantes para otorgarle al gobierno más municiones para presionar a China a revaluar el yuan fue abrumadoramente bipartidista: 249 demócratas y 99 republicanos se pronunciaron a favor.
Aunque la retórica puede ser más acalorada debido a la cercanía de las elecciones legislativas de noviembre, la animadversión de muchos hacia el libre comercio no parece ser un fenómeno pasajero. "Estamos entrando en un período muy peligroso en el cual los avances logrados en las últimas décadas hacia una mayor apertura de la economía mundial podrían revertirse", señala William Galston, del centro de estudios Brookings Institution.
La creciente hostilidad hacia el libre comercio parece ser una reacción tardía a la debilidad de la recuperación económica y la alta tasa de desempleo. A los ojos de muchos estadounidenses, China ha reemplazado a Wall Street como el villano de turno. Estas actitudes son alimentadas por las noticias de que numerosas multinacionales estadounidenses prefieren invertir sus cuantiosas reservas de efectivo en los mercados emergentes y por el hecho de que China haya salido de la crisis mucho antes que EE.UU.
John Wallis, de 50 años, culpa a las importaciones del cierre en 2001 de su empresa de 12 empleados que fabricaba pequeños prototipos electrónicos para la industria de las telecomunicaciones. Wallis perdió, posteriormente, su casa en el área de Chicago. "El libre comercio funciona a las mil maravillas cuando todos ganan", dice Wallis, pero EE.UU. no está ganando.
Karen Scott, de 33 años, tiene una maestría en marketing y publicidad global y está entre las beneficiarias de la globalización. Scott, sin embargo, entiende porque la globalización y la tercerización genera tanta angustia en los estadounidenses. "Creo que se vuelve más predominante en momentos en que la economía está tan mal", observa.
Comercio de EE.UU.
La actitud de la opinión pública preocupa a TRAMCO Inc, un fabricante de correas transportadoras de Kansas. Parte importante de la estrategia de crecimiento de la empresa está ligada a los mercados internacionales, reconoce Leon Trammel, su presidente ejecutivo. Hace diez años TRAMCO abrió una planta en Hull, Inglaterra, para enviar productos sin pagar aranceles al continente europeo. "Si tuviera un acuerdo comercial con Francia y pudiera enviar desde aquí lo mismo que desde Hull, lo estaría haciendo", explica Trammel. "Las compañías van a países extranjeros por falta de acuerdos de libre comercio, no a causa de ellos", observa.
Aunque algunos candidatos están planteando exitosamente ese argumento en esta campaña electoral hacerlo no es una tarea fácil. En la reñida carrera por un escaño en el Senado que tiene lugar en California, la ex presidenta ejecutiva de Hewlett-Packard Co., Carly Fiorina, es acusada por su oponente, la senadora demócrata Barbara Boxer, de haber despedido 30.000 trabajadores y trasladar sus empleos a China, India y Malasia.
La portavoz de Fiorina sostiene que "Barbara Boxer no está al tanto de la situación. Las políticas que acaban con el empleo, los escandalosos impuestos y regulaciones imposibles son los que han enviado los empleos de este país a otros lugares".
La Casa Blanca no ha hecho mucho para conseguir la aprobación de los acuerdos de libre comercio con Colombia o Panamá.
Tampoco parece haber grandes avances para resolver una disputa con México, que impuso aranceles a productos estadounidenses después de que el gobierno de Obama cancelara un programa piloto que permitía a los camiones mexicanos transportar carga en EE.UU.