LA CUMBRE DE LA UNASUR DEFINE SU AGENDA

Buenos Aires, 25 de noviembre- Este viernes se celebrará la Cumbre de Presidentes de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) en Georgetown, Guyana, en la que, entre otros temas, se definirá la sucesión del fallecido secretario general del organismo y ex presidente de argentina, Néstor Kirchner.

Con la presencia de su esposa, la presidente argentina Cristina Kirchner, la cumbre del organismo comenzará con un homenaje a Néstor Kirchner, quien había asumido la secretaría general de la Unasur el pasado 4 de mayo, y tenía 60 años cuando falleció por una crisis cardíaca. En la reunión también se evaluarán los nombres que circulan para ocupar la secretaría general.

Probablemente el encuentro del viernes sea el último del presidente brasileño, Lula Da Silva. Desde la muerte de Kirchner, su nombre suena fuerte para ocupar la secretaría general, algo que fue descartado completamente por su asesor para asuntos internacionales Marco Aurelio García. Además, Lula había rechazado públicamente que fuera a tener un cargo en organismos internacionales con el argumento de que los puestos en los que se lo postulaba -Secretaría General de las Naciones Unidas o la dirección del Banco Mundial- eran en entes "burocráticos".

Sin embargo, los países miembros de la Unasur le han dado una relevancia política al bloque, reforzada por la actuación durante las crisis colombo-venezolana y en Ecuador, algo que podría torcer la opinión del brasileño. Descartada Michelle Bachelet -a cargo de ONU Mujeres-, el único candidato firme con el que competirá será el uruguayo Tabaré Vázquez, de buena imagen regional, pero lejos del brillo y la popularidad de Lula.

La presidente electa de Brasil, Dilma Rousseff, iba a acompañar a Lula en Guayana, pero canceló su participación, ya que se quedará en Brasilia para preparar la formación de su futuro gobierno. La ex guerrillera iba a estar incluso en la cena que ofrecerá el jueves por la noche el mandatario de Guayana, Bharrat Jagdeo, en la que el homenajeado será Lula.

Creación de una cláusula democrática.

Los representantes gubernamentales reunidos Georgetown analizarán la redacción de una nueva norma, promovida a raíz de la sublevación policial del 30 de septiembre en Ecuador. Ese país confeccionó el borrador inicial, que fue enviado a las diferentes Gobiernos.

La disposición contempla el cierre de fronteras por parte de los países del grupo en caso de un intento de derrocamiento de un gobierno democrático en la región. "La propuesta se ha consensuado. Hay que discutirla y ver si se aprueba", afirmó Kintto Lucas, vicecanciller ecuatoriano.

Un tribunal para las disputas comerciales.

El mandatario ecuatoriano Rafael Correa, quien ejerce la presidencia pro témpore del organismo, propuso crear una magistratura de arbitraje regional para no depender del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi).

El jefe de Estado planteará la moción en la cumbre que se lleva a cabo en Guyana, que sucederá a Ecuador en la titularidad de la Unasur. Correa señaló que ha costado avanzar en este proyecto "porque existen atavismos culturales".

El conflicto entre Costa Rica y Nicaragua.

Otro de los temas que analizarán los presidentes será la crisis política entre ambos gobiernos, que surgió cuando el presidente nicaragüense Daniel Ortega anunció el dragado de un río fronterizo sin el aval de su par costarricense, Laura Chinchilla, quien presentó una denuncia ante la Corte de Justicia de La Haya por la irrupción de militares sandinistas en su territorio, violación de su soberanía y daños al medio ambiente.

El conflicto también será motivo del próximo encuentro de cancilleres en Washington, en el marco de la Organización de Estados Americanos, anunciado para el 7 de diciembre.

El brote de cólera en Haití.

Los organizadores de la cumbre anticiparon que los mandatarios abordarán la crisis sanitaria que enfrenta el país más pobre de la región, en medio un proceso electoral clave para su normalización institucional.

Según trascendió, la Unasur podría disponer de nuevas líneas de ayuda inmediata, como hizo cuando ocurrió el devastador terremoto, en enero de este año, que provocó la muerte de unas 250 mil personas y dejó a 1,3 millones de haitianos sin hogar.

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