AMÉRICA LATINA ANTE LOS DESASTRES NATURALES (ANÁLISIS)

29 noviembre 2010

Fuente: Publicado por La Revista Peninsular, México

Yucatán, México, 29 de noviembre- Los desastres naturales no existen. Lo que sí puede ser desastroso es la gestión de las autoridades cuando se produce una erupción volcánica, un huracán, un terremoto, etcétera. No hay que olvidar que los fenómenos naturales se han desarrollado desde que existe el mundo y mucho antes de que los seres humanos lo poblaran. Por lo tanto y en el entendido de que los fenómenos naturales se seguirán produciendo, afectando tanto a países ricos (como pasó con el huracán Katrina en el sur de Estados Unidos en 2005), como a países pobres (como pudo observarse a principios del año en curso con motivo del terremoto que azoló a Haití), es importante mejorar la gestión del riesgo y trabajar arduamente en la prevención, a fin de anticipar y dar respuestas adecuadas a estos flagelos.

Es también cierto que el cambio climático, la pobreza, y los asentamientos humanos de manera desordenada son factores clave para que los fenómenos naturales deriven en desastres. En este sentido, la situación de los países de América Latina y el Caribe es preocupante: la región cuenta con cuatro placas tectónicas activas; el Caribe es parte de un corredor de huracanes a nivel continental; las cadenas montañosas y cuencas hidrográficas del área son determinantes cuando hay inundaciones y/o deslaves; y el cambio climático, a través de fenómenos como "El Niño" o "La Niña", se manifiesta con singular rigor.

En el primer semestre del año en curso, América Latina y el Caribe fue la región que registró las mayores pérdidas económicas y humanas derivadas de fenómenos y desastres naturales a nivel mundial: 40 mil 158 millones de dólares, mas 224 124 personas muertas. La gravedad del desafío que enfrenta la región queda de manifiesto en el hecho de que Asia, continente que alberga a la cuarta parte de la población mundial, tuvo más fenómenos y desastres que América Latina y el Caribe (51 frente a 43), pero tanto las pérdidas económicas como la pérdida de vidas humanas fueron notablemente inferiores: 6 536 millones de dólares mas 4 213 decesos.

A cinco años de los llamados "Compromisos de Hyogo", parece que se ha avanzado muy poco en la materia. En aquella oportunidad, tras la conferencia dedicada a la reducción de desastres, que se llevó a cabo del 18 al 22 de enero en Japón, se aprobó un plan de acción 2005-2015 con cinco prioridades, a saber: velar porque la reducción de los riesgos de desastre constituya una prioridad dotada de una sólida base institucional de aplicación; identificar, evaluar y vigilar los riesgos de desastre y potenciar la alerta temprana; utilizar los conocimientos, las innovaciones y la educación para crear una cultura de seguridad a todos los niveles; reducir los factores de riesgo subyacentes; y fortalecer la preparación para casos de desastre a fin de asegurar una respuesta eficaz a todos los niveles.

El Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA) ha propuesto, para el caso de la región latinoamericana y caribeña, cuatro iniciativas de políticas públicas de cara a la gestión de riesgos, a saber: identificación del riesgo (que involucra la percepción individual, la representación social y la evaluación objetiva del mismo); reducción del riesgo (que involucra propiamente a la prevención-mitigación de la vulnerabilidad física y social); protección financiera (que tiene que ver con la transferencia y retención del riesgo desde el punto de vista financiero y de inversión pública); y manejo de desastres (que corresponde a la preparación, alerta, respuesta, rehabilitación y reconstrucción una vez que el desastre se presenta).

En este sentido, hay mucho trabajo por hacer, dado que ni los compromisos de Hyogo ni la gestión del riesgo a nivel regional en América Latina y el Caribe, reciben la atención que merecen de parte de las autoridades, y los costos, tanto materiales como humanos, son enormes. Sin ir más lejos: a 25 años del terremoto que devastó buena parte de la ciudad de México, las autoridades no parecen preparadas para enfrentar una situación similar en el futuro, pese a que la posibilidad de un sismo de gran magnitud que se originaría en las costas de Guerrero, es real.