PRONÓSTICO SOBRE EL CONSUMO ENERGÉTICO GLOBAL DE INTERNET

11 enero 2011

Fuente: Publicado por la Agencia UyPress, Uruguay

Bristol, Reino Unido, 11 de enero- La mayor disponibilidad de conexiones de banda ancha a Internet en muchas partes del mundo ha significado un aumento de la demanda global de los servicios online y esto podría tener repercusiones inesperadas en el consumo global de energía.

Una nueva investigación ha analizado por un lado, la demanda potencial en todo el mundo de descarga de datos, uso de redes sociales y acceso a programas de televisión “on demand”, y por otro, los requerimientos energéticos necesarios para la enorme infraestructura mundial de Internet.

El equipo de investigadores liderado por Chris Preist del Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Bristol, en Inglaterra, ha analizado la prestación de servicios de Internet a los consumidores, centrándose en las necesidades energéticas de la extensa infraestructura mundial de Internet.

Suponiendo que el auge de la televisión “on demand” y otros servicios similares de Internet llegue a las previsiones estimadas, y que la clase media alcance los niveles occidentales de consumo, los investigadores estimaron que la demanda promedio será de 3.200 Megabytes (MB) al día por persona, totalizando 2.570 Exabytes anuales para la población mundial en 2030. Un Exabyte es una cantidad de Bytes que se representa escribiendo un 1 seguido por 18 ceros.

Los autores del estudio han determinado, sobre la base de dos fuentes independientes de datos, que la demanda energética actual de ancho de banda consume 4 vatios-hora por Megabyte. A partir de estos datos, han llegado a la conclusión de que la energía promedio necesaria para sostener esta actividad sería de 1.175 Gigavatios con los actuales niveles de eficiencia, y se necesitaría un factor de mejora del rendimiento de 60 si la infraestructura energética debe nutrirse del porcentaje proyectado de energía renovable en el año 2030.

Según Preist, es necesario seguir trabajando para ampliar este análisis, y poder contabilizar también el consumo energético de otros dispositivos asociados, incluyendo los dispositivos móviles y sus redes inalámbricas, y medir también el impacto de la fabricación del hardware de comunicaciones de Internet sobre las emisiones de gases contaminantes, el gasto de energía y el consumo de recursos.