BRASIL Y CHINA: JOVEN MATRIMONIO EN PROBLEMAS
04 febrero 2011
Fuente: Publicado por Infolatam, España
Fuente: Publicado por Infolatam, España
Brasilia, 4 de febrero- La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se ha reunido al menos una vez a la semana durante su joven presidencia con asesores de confianza para tratar de resolver un problema inextricable: China.
Hace apenas unos meses, Brasil y China parecían destinados a disfrutar de una de las alianzas más estratégicas de comienzos del siglo XXI, dos economías de mercados emergentes buscando mayores oportunidades y figurando lado a lado en temas globales clave, como negociaciones comerciales. Pero no está funcionando mucho de ese modo.
Las reuniones regulares de Rousseff son sólo una señal de cómo la presidenta está llevando a Brasil hacia una postura más confrontacional con China.
Rousseff está tratando de lidiar con lo que ve como una relación cada vez más desequilibrada, pero al mismo tiempo busca alinear las alianzas estratégicas de Brasil con su sueño de convertirlo en un país de clase media a fines de la década.
El problema central es un torrente de importaciones chinas que se han quintuplicado en tamaño desde el 2005, con efectos desastrosos para los fabricantes brasileños y los empleos especializados y bien pagados que Rousseff está tan concentrada en crear.
En el corto plazo, altas fuentes del Gobierno afirman que eso significará más aranceles selectivos en bienes manufacturados de China y una supervisión más estricta por parte de personal de aduanas, así como también más reclamos de competencia desleal contra Pekín.
También es probable que se apliquen nuevas restricciones a compañías mineras extranjeras, dijeron funcionarios, reflejando temores de que China quiera consolidar su tenencia de materias primas brasileñas, al mismo tiempo que ofrece un acceso insuficiente a su propio mercado.
En un alejamiento de la política de su predecesor, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, Rousseff presionará por un yuan más fuerte y un mayor acceso al mercado chino para las compañías brasileñas, como la fabricante de aeronaves Embraer, cuando ella visite al gigante asiático en abril.
En el largo plazo, es probable que Brasil y China mantengan vínculos relativamente tibios y continúen expandiendo el comercio bilateral. Sin embargo, el cambio que está evolucionando desde que Rousseff comenzó su mandato el 1 de enero podría afectar todo, desde la relación de Brasil con Estados Unidos al futuro de los llamados vínculos “sur-sur” entre países con economías emergentes.
Redefinir una relación con China es más fácil de decir que de hacer. Mientras Estados Unidos ha luchado por equilibrar sus exigencias de un yuan más fuerte con su deseo de importaciones chinas baratas y financiamiento, Brasil también debe desenredar una madeja de dependencia que ha crecido rápidamente en la última década.
El comercio bilateral saltó desde sólo 2.000 millones de dólares en el 2000 a 56.200 millones de dólares en el 2009. China ha superado a Estados Unidos como el principal socio comercial de Brasil y fue la principal fuente de inversión extranjera directa el año pasado, de cerca de 17.000 millones de dólares.