ACUERDO DE LIBRE COMERCIO DE TRANSPACÍFICO (ANÁLISIS)

11 febrero 2011

Fuente: Publicado por DiarioFinanciero.cl, Chile

Santiago, 11 de febrero- Chile ha sido líder en la suscripción de acuerdos comerciales los últimos 20 años, ha profundizado su inserción económica internacional por la vía de múltiples negociaciones comerciales con más de 50 países.

Nuestro país ha sido particularmente activo con sus socios asiáticos. Desde 1994 es miembro de APEC y ha sido pionero en la negociación de acuerdos comerciales transpacíficos. En 2005 se suscribió el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (P-4), tratado comercial que vincula a Chile con Nueva Zelandia, Singapur y Brunei Darussalam.

El P-4 fue concebido y diseñado como un acuerdo abierto a la adhesión de terceros países para promover la creación de una alianza estratégica mayor para la liberalización del comercio y negociación de un TLC en la región del Asia-Pacífico (TPP).

EE.UU., Australia, Perú, Malasia y Vietnam han iniciado conversaciones para ampliar el P-4 y negociar este TPP. El presidente Piñera, en la Cumbre de APEC en Japón, resaltó la importancia para Chile de participar e impulsar esta nueva negociación. El proceso está en curso, la V Ronda de negociación comenzará este lunes en Santiago y reunirá a de 400 funcionarios de los nueve países involucrados.

El objetivo central de esta negociación es expandir este mercado subregional, por la vía de la convergencia de las normas comerciales ya negociadas en los TLC bilaterales existentes entre los países que participan en el TPP. Esto sería de gran beneficio para Chile, pues rebajaría los altos costos de transacción y segmentación de mercados que conlleva administrar múltiples y diferentes acuerdos comerciales bilaterales. 
Sin embargo, alcanzar este objetivo parece muy difícil dada la inmensa heterogeneidad de los países involucrados, los muchos equilibrios bilaterales previos en los TLC existentes y la gran diversidad de estrategias comerciales.

Para Chile, lo fundamental en este proceso es no alterar los equilibrios alcanzados en los acuerdos bilaterales vigentes con cada uno de estos países. Se debe evitar que estas negociaciones signifiquen un retroceso de los beneficios obtenidos en cuanto a las rebajas arancelarias y otros aspectos contemplados en los TLC.

En la práctica este proceso abre una nueva negociación comercial con EE.UU y con ello el riesgo de reabrir temas ya resueltos en el TLC vigente con este país. Este TLC marcó un punto de inflexión en nuestra política comercial, nos incorporamos a la negociación de acuerdos comprensivos, complejos y profundos y el Tratado ha sido positivo para nuestro país. El balance de cierre de negociación fue único e irrepetible, e implicó la obtención de beneficios relevantes para Chile y, como contrapartida, concesiones profundas en las áreas de interés de EE.UU, tales como: derechos de propiedad intelectual, regulaciones ambientales, laborales, normas aduaneras, liberalización de capitales y protección de las inversiones.

Por otra parte, Chile fue exitoso en cuanto las rebajas arancelarias obtenidas y, dado lo avanzado del programa de liberalización, difícilmente, en un contexto plurilateral como el TPP, se podrán obtendrán concesiones adicionales.

En consecuencia, los beneficios comerciales para Chile no son claros, por lo que los negociadores, más bien deberán poner atención en preservar las instancias de diálogo bilaterales entre Chile y los países involucrados en el TPP y establecer nítidamente los umbrales mínimos en cada tema, que no alteran los equilibrios existentes.