ECONOMÍAS ASIÁTICAS EMERGENTES FRENTE A UMBRAL INCIERTO

18 febrero 2011

Fuente: Publicado por la Agencia Xinhua, China

Beijing, 18 de febrero- Mientras elogiaba el brillante desempeño económico de Singapur el año pasado, el “ministro mentor” singapurense Lee Kuan Yew mencionó tres razones para el acelerado desarrollo económico de la ciudad-estado, a saber: armonía nacional, una sociedad estable que puede atraer a los inversionistas y una población altamente calificada.

Las razones mencionadas por el Lee Kuan Yew son de hecho la base para el crecimiento, y pueden también explicar el “excepcional desempeño” que las economías asiáticas emergentes consiguieron el año pasado.

Según el pronóstico de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el índice de crecimiento medio de los países miembros de esa organización en 2010 fue de 2,8 por ciento. En cambio, el índice de crecimiento de las economías asiáticas (excepto Japón) se ubicó entre 8,2 por ciento a 9,4 por ciento, tres veces la cifra de los países de la OCDE.

Es evidente que las economías emergentes asiáticas se han convertido en el motor más importante para el desarrollo económico del mundo.

En 2010 hubo dos motivaciones obvias para el desarrollo económico de Asia. La recuperación económica global ha promovido las exportaciones de estas economías, y los países asiáticos han aumentado sus esfuerzos para reajustar políticas, a la vez que impulsaron la demanda doméstica. Sin embargo, es la “sociedad estable” mencionada por Lee la que ha permitido que ambas motivaciones funcionen.

La estabilidad es un requisito previo para el desarrollo económico rápido. Sin estabilidad, los inversionistas no se atreven a invertir, las empresas no pueden desarrolarse y el pueblo no puede disfrutar de una vida acomodada y próspera. Consecuentemente, la promoción de la demanda doméstica y la reestructuración económica en algún momento quedarán en papel mojado.

Antes de establecer un sistema integral de bienestar, el desarrollo económico y la estabilidad deberán marchar de la mano.

La permanencia de la estabilidad social y el desarrollo sostenible sólo se consigue si hay un equilibrio entre el desarrollo económico rápido y la distribución social equitativa. No es un umbral fácil de cruzar, pero hay luz al final del túnel.