OBAMA, AL REENCUENTRO DE AMÉRICA LATINA

14 marzo 2011

Fuente: Publicado por El Universal, México

Washington, 14 de marzo- Cuando el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, inicie el próximo sábado su gira por Brasil, Chile y El Salvador tratará de resucitar aquella promesa que hizo durante la quinta cumbre de Las Américas: relanzar la relación entre Estados Unidos y América Latina. Pero será una tarea difícil.

“Existe un convencimiento general de que están puestas las bases para relanzar una nueva era en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina”, dijo Obama en aquel entonces para dar vida y aliento a unas expectativas que, dos años después, no han ido a ninguna parte.

“Latinoamérica no ha recibido la atención que merece porque el presidente Obama ha tenido que encarar una situación muy urgente y complicada durante los dos primeros años de su mandato”, consideró Michael Schifter, presidente de Diálogo Interamericano, en entrevista con EL UNIVERSAL.

“De ahí la importancia de esta gira en la que el presidente Obama intentará relanzar su estrategia regional y apostar a favor de una nueva era en las relaciones, tal y como lo prometió dos años atrás”, añadió.

La intención de Estados Unidos de recuperar el terreno perdido, ante una región que no sólo no ha experimentado ningún cambio sustancial en sus relaciones frente a Washington, sino que en algunos casos ha retrocedido, llega en un mal momento para los responsables de formular la política exterior de Estados Unidos.

De un lado, el levantamiento popular que hoy recorre Medio Oriente -con un régimen como el de Muammar Gaddafi que hoy parece lanzar sus últimos estertores en Libia-, los ha tomado por sorpresa y obligado a trabajar sobre la marcha para evitar a toda costa el caos permanente y una recomposición de alianzas contraria a sus intereses y a los de Israel, su gran aliado en la zona.

Del otro lado, los intentos del presidente Obama por reconducir sus relaciones con el hemisferio se verán saboteados por los esfuerzos de la nueva mayoría republicana en la Cámara de Representantes, que ya prometió una posición menos contemplativa y mucho más beligerante frente a gobiernos como el de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Cuba.

“Trabajaré para contrarrestar las amenazas que representan para nuestra nación países irresponsables y violentos extremistas”, advirtió al asumir el cargo la recién designada presidenta del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Ileana Ros-Lehtinen.

A partir de ahora, trabajaremos “(para) aislar y responsabilizar a nuestros enemigos, mientras apoyamos y fortalecemos a nuestros aliados. Apoyo fuertes sanciones y penalidades contra aquellos que ayudan a extremistas violentos, brutalizan a sus pueblos y, una y otra vez, han rechazado múltiples llamados para actuar como naciones responsables. Regímenes irresponsables sólo responden a una mano dura”, dijo la republicana por Florida en un claro mensaje a países como Venezuela, Bolivia, Ecuador o Cuba. La intención de resucitar la vieja doctrina del unilateralismo frente a Latinoamérica, y desechar la promesa de una nueva alianza multilateral lanzada por Obama, para superar décadas de olvido y desencuentros, se ha convertido así en la prioridad de la nueva mayoría republicana en la Cámara de Representantes. Para un nutrido grupo de analistas y especialistas en Latinoamérica, la sabiduría de esta estrategia republicana no sólo deja mucho que desear porque demuestra el desfase intelectual, sino por la ya legendaria falta de imaginación de quienes insisten en ver a la región como el patio trasero.

El hemisferio ya no es lo que era hace medio siglo, cuando la presencia e influencia de un país como China y sus inversiones multimillonarias no eran ni la sombra de lo que hoy son en toda la región, o cuando las alianzas y el control que Estados Unidos mantuvo durante varias décadas a través de dictaduras militares se han difuminado para dar paso a gobiernos que han sido elegidos de manera democrática.

Un papel incómodo

“Ciertamente, la Cámara de Representantes puede jugar un papel bastante incómodo a la hora de tratar de dictar la política exterior o de definir las prioridades del Departamento de Estado”, consideró Juan Carlos Hidalgo, coordinador del Proyecto Latinoamericano en el CATO Institute.

“La posición de la congresista Ileana Ros-Lehtinen es un gran error, porque Estados Unidos ya no está en capacidad de mandar tanquetas o de intervenir abiertamente en los asuntos soberanos de los países latinoamericanos. Esos años se han acabado”, añadió el especialista, quien consideró que la labor de la nueva mayoría republicana puede convertirse en la piedra en el zapato de Obama a la hora de intentar recuperar el terreno y el tiempo perdido frente a Latinoamérica.

La región ha dejado de ser lo que era hace apenas una generación atrás. La América Latina de 2011 tiene mejores perspectivas de crecimiento que Estados Unidos o Europa, con proyecciones que van de 4% a 5%.

La llamada “revolución silenciosa” en el hemisferio, que ha permitido sacar de la pobreza a 38 millones de personas y aumentado el índice de alfabetismo, contrasta con la lenta recuperación de la economía estadounidense, que crecerá 3%, según las más optimistas de las proyecciones.

Aunado a ello, países como China, la India o Sudáfrica han conseguido avanzar en territorios antes reservados a las inversiones estadounidenses.

A pesar de ello, el hemisferio sigue lastrado por múltiples disparidades, por un proceso inacabado de transiciones a la democracia y por el fenómeno de la violencia que han atizado los cárteles de la droga en países como Colombia, México o las naciones de Centroamérica. “El presidente Obama tiene que entender que muchos países en la región, como Centroamérica, tienen graves problemas. Pero también tiene que reconocer que otros más como Brasil o Chile han avanzado mucho en términos económicos y democráticos y hoy tienen un peso específico en el concierto internacional.

“Pero, sobre todo, el presidente Obama tiene que entender que el enfoque tradicional entre Estados Unidos y Latinoamérica ha dejado de funcionar y por eso hoy es urgente replantear y reimaginar las relaciones con todo el hemisferio”, concluyó Michael Schifter.