¿QUÉ ENSEÑAR EN LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO? (ANÁLISIS)

17 marzo 2011

Fuente: Publicado por LaVozdelTajo.com, España

Castilla-La Mancha, 17 de marzo- Ante la presencia entre nosotros de la era post-industrial, generadora de una sociedad nueva a la que suele denominarse, con más o menos fortuna o precisión, sociedad del conocimiento, aparece en el universo pedagógico la enseñanza, desarrollada en contextos formales o no formales, como una actividad diferente a lo que hasta ahora se ha entendido como tal, sobre todo en lo que a su condición de transmisora de conocimiento se refiere.

No tiene ya mucho sentido mantener los ancianos tópicos que defendían la escuela como poseedora exclusiva del mismo. Hoy, junto a la institución educativa, existen otras fuentes de conocimiento que, adecuadamente utilizadas, pueden ayudar a la escuela en su función formadora.

La enseñanza se transforma en una actividad diferente porque también es distinto el objeto que persigue; y lo es al cambiar progresivamente el aprendizaje, y hasta la forma de aprender de los estudiantes en un mundo virtual y tecnológico como el de hoy. Y es que las formas o estilos de aprender determinan, o deberían hacerlo, los procedimientos o maneras de enseñar. Es por esto que los jóvenes, gran parte del estudiantado actual, no acaban de comprender cómo el poder de la comunicación y de la tecnología digital no se utiliza de una manera más educativa para crear herramientas originales, y así armonizar el aprendizaje con los tiempos postmodernos.

Ante las consideraciones anteriores, parece necesario plantearse qué es lo que debamos enseñar los profesores en esta sociedad del conocimiento a la que, queramos o no, nos guste más o menos, estamos abocados. Responder este interrogante trasciende los límites del presente trabajo. No obstante, sí vamos a relacionar algunos de los principios nucleares que deben fundamentar el aprendizaje en la post-modernidad.

Como hemos dicho en otro trabajo, y de la mano de la profesora Cantón (en su rigurosa aportación titulada “Las tecnologías como utopía en la sociedad de la información y su incidencia en las instituciones educativas”), la educación en la era digital ya no es algo que ocurre en la niñez, adolescencia o primera juventud, sino que abarca toda la vida de las personas. Hay que situarse, pues, en una perspectiva de formación permanente.

Por otra parte, la escuela debe preparar profesionales del conocimiento, entendiendo por tales los que se dedican a la producción y desarrollo de sistemas y servicios basados en las tecnologías de la comunicación. Además, la liberalización de las personas, la eliminación de la alienación, marginación y la pobreza, y el respeto a la naturaleza, están (deberían estar, al menos) entre los fines esenciales de la educación en la nueva sociedad, y, por tanto, han de ser (deberían serlo) inspiradores de los contenidos de la enseñanza. Lo que ahora, en nuestro tiempo, se necesita es capacidad para crear conocimiento, es la creatividad y la cooperación. Y a todo ello, didáctica y éticamente gestionados, pueden contribuir en gran medida los entornos digitales.

Parece evidente, tras lo que hemos expuesto, la necesidad de evitar que las actuales, y, con mayor razón, las venideras generaciones presenten carencias de formación en el ámbito digital. En este sentido, se deberán potenciar los recursos de esta naturaleza en la escuela (que no significa necesariamente regalar un ordenador a cada estudiante), junto a una adecuada didáctica de y con estos medios (hay que invertir para que los centros, y no el alumno como individuo, estén bien dotados en estas infraestructuras y de unos recursos humanos formados para su adecuada integración en los procesos de enseñanza-aprendizaje). Y es que los analfabetos informáticos tendrán, tienen ya, serias dificultades para relacionarse con el entorno en una comunidad postmoderna como la actual.