NUEVA ETAPA EN UNASUR (ANÁLISIS)

29 abril 2011

Fuente: Publicado por AteneaDigital.es, España

Madrid, 29 de abril- América Latina disfruta de un momento de sosiego que contrasta con las abruptas situaciones por las que transitó hace unos meses. Esta tesis es también válida para las relaciones que vive Colombia con sus vecinos, que se enturbiaron durante la etapa final del mandato de Uribe, lo que produjo al final la ruptura con Venezuela ante las constantes provocaciones verbales (y no verbales) de Hugo Chávez. Con Ecuador, los avances para normalizar la relación fueron más bien lentos, sin olvidar que en paralelo el bloque bolivariano cargaba contra Uribe por su proximidad a Estados Unidos, aunque ésta era más de corte militar que comercial.

Actualmente, el panorama es mucho más apacible para Juan Manuel Santos, de cuya llegada al poder van a cumplirse diez meses. Que así sea no se debe a un giro de 180 grados en su política sino que tiene que ver más con la debilidad del bloque albista. La complicada situación económica de Venezuela está repercutiendo en el resto de miembros del socialismo del siglo XXI. Además, Ollanta Humala, favorito para presidir Perú, parece desmarcarse de esta corriente populista que en otro tiempo, no tan lejano, abrazó. De la misma manera, la victoria de Santos supuso el punto final en el deseo de Hugo Chávez de interferir en los asuntos internos colombianos.

UNASUR es una de las grandes beneficiadas de este cambio, de tal modo que sus integrantes viven una etapa en la que no tienen que hacer las veces de mediadores entre posturas antagónicas. Nada que ver, por ejemplo, con lo sucedido en Bariloche (agosto de 2009) cuando el bolivarianismo en bloque empleó la reunión para arremeter contra el acuerdo que en materia de defensa habían suscrito Estados Unidos y Colombia. Para ello, empleó a partes iguales victimismo y demagogia. Así, Evo Morales, días antes de que aquella cita tuviera lugar, espetó que había que evitar que "Colombia se convirtiera en un nuevo Israel" o Chávez, quien habló de que "vientos de guerra empezaban a soplar en la región", sin olvidar el manido lema de que Colombia estaba sujeta a "los designios del Imperio". Álvaro Uribe mostró entonces firmeza y avisó que el acuerdo suscrito con Washington no tenía marcha atrás, además de reiterar que su finalidad principal era la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, nunca la agresión a los países vecinos.

Igualmente, el pasado mes de julio, la UNASUR vivió otra complicada reunión. A pesar de la mediación de Néstor Kirchner, bien secundado por Ricardo Patiño o Javier Ponce, no se logró el entendimiento entre Uribe y Chávez. Asimismo, se hizo manifiesto que el inminente cambio de presidente en Colombia podría alterar el panorama, como ha sucedido al final.

En efecto, Santos ha optado por el pragmatismo. No busca el enfrentamiento con el bloque bolivariano pese a que éste, cada cierto tiempo, busque de forma disimulada el enfrentamiento. Al respecto, no hay que olvidar que Evo Morales se opuso a que Colombia ocupara un asiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ya que, desde su punto de vista, "era un agente de Estados Unidos".

La vuelta de Colombia

El hecho de que María Emma Mejía haya sido elegida por unanimidad Secretaria General de UNASUR es algo más que un dato simbólico, no sólo porque suponga el retorno de Colombia a las posiciones de protagonismo sino porque Mejía fue ministra de Exteriores con Ernesto Samper y miembro de la formación de izquierdas Polo Democrático Alternativo, esto es, no procede de las filas del uribismo. Desde la Casa Nariño (la residencia presidencial colombiana) ha sido muy celebrado y puede tener consecuencias para el futuro, más si cabe teniendo en cuenta que a partir de 2012 compartirá el cargo con el chavista Alí Rodríguez.

Igualmente, este mayor protagonismo de Colombia puede hacer que en el lenguaje de los que hasta ahora han sido principales detractores de Colombia se eliminen determinados tópicos, como el habitual recurso al concepto de "políticas imperialistas". Asimismo, el binomio Santos-Mejía puede provocar que UNASUR dé mayores pasos en otros ámbitos de la integración, como las tecnologías, las infraestructuras y, sobre todo, el social, ya que a nivel doméstico, las desigualdades sociales caracterizan a buena parte de los miembros de esta organización.

Asimismo, es de esperar un enfoque de mayor amplitud en lo concerniente a las cuestiones de seguridad, es decir, que se de prioridad a algunos temas que hasta ahora han tenido un peso marginal, como por ejemplo la lucha contra la delincuencia, la inmigración ilegal o, sin ir más lejos, estimular las capacidades de defensa frente a los desastres naturales o el apoyo a las acciones humanitarias. Estos dos últimos ámbitos constituyen ejes prioritarios del Plan de Acción del Consejo de Defensa Suramericano tras la reunión de Quito (julio 2010) y en ambos aumentó el protagonismo de Colombia aunque ocupando posiciones de corresponsabilidad.

En última instancia, la presencia de Mejía puede influir en la forma y en el talante con que esta organización afronte los desafíos derivados de la seguridad regional. Hasta este momento quienes habían llevado la voz cantante en el Consejo de Defensa Suramericano han sido países y figuras políticas vinculadas al populismo. En este sentido, Venezuela y Ecuador ocupan actualmente posiciones de máxima responsabilidad a la hora de determinar aquellos factores que pueden poner en riesgo la paz regional y mundial, lo que da como resultado un concepto de seguridad sesgado y que no refleja el punto de vista de todos los integrantes de esta organización, corriendo el riesgo de que pueda polarizarse. Santos y Mejía tienen la opción de introducir un mayor equilibrio.