CAN NO RENUNCIA AL RETORNO VENEZOLANO
23 abril 2012
Fuente: Publicado por ElUniversal.com, Venezuela<p/> Por Mariela León
Fuente: Publicado por ElUniversal.com, Venezuela<p/> Por Mariela León
Caracas, 23 de abril.- Hace un año Venezuela se separó de la Comunidad Andina (CAN) tras agotar el período de cinco años que establece el Acuerdo de Cartagena a sus países miembros para disfrutar de preferencias arancelarias aun cuando hayan manifestado su decisión de retiro.
Venezuela, tal día como ayer, salió de ese bloque subregional y a partir de entonces negocia acuerdos comerciales bilaterales con el resto de naciones andinas. El secretario general de la CAN, Adalid Contreras Baspineiro, aceptó contestar algunas preguntas de El Universal, en torno a la nueva configuración política que se entreteje en la región y los avances de ese organismo, con sede en Lima.
Boliviano, de profesión sociólogo, se ha desempeñado como consultor internacional para el PNUD, Unesco, BID, OEA, Ciespal, es autor de más de veinte libros vinculados a la comunicación para el desarrollo y los derechos humanos, entre otros temas. Se le conoce conciliador, batallador e integracionista.
-¿Pudo evitarse la salida de Venezuela de la CAN?
-Cuando hacemos un recuento de lo sucedido en el proceso de integración subregional en la última década encontramos una estrecha relación con la forma en que la coyuntura política y económica ha evolucionado en los países andinos y en la región en general; se puede apreciar que en el continente sobresalen diferentes visiones sobre el papel del Estado y la manera de relacionarse, cooperar, e insertarse en el mundo, al tiempo en que los procesos de integración se van tornando multidimensionales, y coexisten junto al ámbito comercial y económico otros ámbitos como el social y el de la integración física y el desarrollo fronterizo, que van cobrando cada vez más relevancia.
La CAN es un espacio plural donde en las relaciones entre los países hallamos coincidencias y diferencias, intereses en común e intereses encontrados, y la integración se construye sobre la base de esas coincidencias e intereses comunes, como es la búsqueda del desarrollo socio-económico, de una forma justa y sostenible.
En este sentido, si bien la decisión de Venezuela de retirarse de la Comunidad Andina estuvo motivada por la valoración negativa sobre los TLCs-Tratados de Libre Comercio- que empezaban a negociar algunos de los países miembros de la CAN, podemos decir que ha prevalecido la voluntad por avanzar en los temas de interés común y en la construcción de consensos, lo que se ha reflejado en la elaboración de la Agenda Estratégica Andina y en su Plan de Implementación. La normativa andina es cuidadosa en aspectos como el trato especial y diferenciado o la cláusula de nación más favorecida, que cuidan los intereses y políticas de sus miembros.
Por ello, sin pretender asegurar que se pudo haber evitado la salida de Venezuela hace seis años, estoy convencido que ese espíritu de privilegiar los consensos, que es lo que nos mantiene unidos, fundamenta nuestra razón de ser como grupo subregional, y abre la posibilidad a un escenario futuro en el que se quiera reversar esa situación. Sobre esta base, en la CAN nunca hemos renunciado al retorno de Venezuela y Chile a nuestro seno.
-¿Cuál es su apreciación a seis años de ese hecho?
-La separación de Venezuela tuvo un fuerte impacto sobre el proceso de integración lo que, junto a otros factores externos, fue conduciendo a la CAN a un punto de inflexión en el que fue necesario preguntarnos cuál era el rumbo que debíamos tomar, cuál era nuestro papel frente a las dinámicas de integración que se fueron configurando y que derivaron en la creación de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), y cómo era la mejor forma de cumplir con los fines plasmados en el Acuerdo de Cartagena.
Con Venezuela existen profundos lazos históricos y de hermandad que nos unen, y de alguna forma su legado permanece aún vigente; por ejemplo, gran parte del marco que regula las relaciones comerciales bilaterales con cada uno de los otros países miembros de la CAN se ha basado en la normativa andina; de otra parte, Venezuela sigue perteneciendo a algunas instituciones que hacen parte del Sistema Andino de Integración como son el Organismo Andino de Salud Convenio Hipólito Unanue, la Corporación Andina de Fomento (CAF) y al Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR).
Aún en la distancia, con Venezuela convergemos plenamente en los propósitos de la construcción de la unidad suramericana a través de nuestra UNASUR, así como nuestra Patria Grande latinoamericana mediante la constitución de la CELAC. No ha variado el propósito esencial que todos buscamos con la integración: mayor desarrollo, mejor entendimiento, mayor participación de la sociedad civil, mayor cooperación y mayor bienestar, un vivir bien para nuestros pueblos.
-¿La CAN acompaña los cambios que se suceden no sólo en los países andinos sino en toda la región?
-No solo los acompañamos sino que somos un referente para los procesos de integración en América Latina y un actor protagónico de los mismos. Tenemos el mercado intrarregional sólido, con un comportamiento creciente y sostenido que nos está permitiendo avanzar en políticas de promoción de la producción; contamos con un arraigado acervo jurídico y con el principio de la supranacionalidad de la normativa andina; en el marco de una visión multidimensional avanzamos de manera importante en políticas sociales andinas por la igualdad y contra la pobreza.
-Han surgido nuevas organizaciones como el ALBA y un comercio a pequeña escala con monedas locales, ¿son sostenibles?
-En relación con el pago del comercio mediante monedas locales, me parece de gran utilidad. Los países al generar transacciones con una moneda de divisa -como el dólar estadounidense-, sobre la cual no tienen control de su oferta y demanda, generan presiones en el mercado cambiario, que hace que el tipo de cambio sea volátil. Es necesaria una moneda mayor y una alternativa relevante es la del SUCRE que, al funcionar como tarjeta de crédito virtual, no implica un movimiento de divisas, es inmediata y a su vez estrecha la relación comercial de los países que la utilizan. En una situación de incertidumbre ante la cotización del dólar y restricciones de liquidez en dólares, estos mecanismos son eficientes para financiar el comercio.
-En Suramérica se han producido cambios que buscan una identidad propia ¿visualiza en el mediano o largo plazo una integración entre la CAN y MERCOSUR?
-Todos los países miembros de la CAN son países asociados al MERCOSUR y, a la inversa, todos los estados miembros de MERCOSUR, además de Chile, son países asociados a la CAN. Adicionalmente existen acuerdos de complementación económica suscritos entre la CAN y cada país del MERCOSUR -en el marco ALADI-, que constituyen la base de un mercado ampliado. También los andinos han adherido a varios acuerdos del MERCOSUR, por ejemplo en temas de administración de justicia, educación y cultura, migraciones, democracia, derechos humanos y seguridad. Existe una integración en la práctica.
-¿Qué logros ha alcanzado la CAN en su gestión?
-Hemos trabajado en actividades comunitarias y, especialmente por fortalecer el Mercado Ampliado Andino, con importantes logros que han permitido un crecimiento progresivo que el 2011 ha generado la cifra récord de $9.187 millones por concepto de intercambio entre los países andinos de sus bienes manufacturados, es decir generadores de empleo y de valor agregado. Junto con esto, hemos tenido particular cuidado en la preservación de una sólida normativa andina con su característica de supranacionalidad, y con mecanismos propios de resolución de conflictos.
Suelo afirmar que el logro más destacado de mi gestión es la inclusión de la participación ciudadana en la CAN.