MÉXICO EMERGE COMO PLATAFORMA MUNDIAL EXPORTADORA

30 abril 2012

Fuente: Publicado por Clarin.com, Argentina

Ciudad de México, 30 de abril.- México fue el país de América Latina cuya economía se hundió más profundamente en la crisis global 2008-2009, con una caída del producto de 6% ese último año. La economía mexicana se ha recuperado en los niveles previos a la crisis, con una tasa de crecimiento de 3,5% este año, una pauta de expansión baja, pero estable (nivel de inflación en los últimos 12 meses: 3,73% anual), como ha ocurrido en los últimos tres lustros.

Lo importante son los cambios estructurales que ha experimentado el país en ese período, en especial en relación a la economía global. México ha emergido de la crisis convertido en una de las principales plataformas exportadoras de la industria manufacturera trasnacional, y ha vuelto a ganar posiciones en el mercado norteamericano frente a la competencia china, primera exportadora mundial.

A pesar de la intensificación de la violencia provocada por el conflicto con el narcotráfico, la inversión, sobre todo en la industria manufacturera y automovilística, crece significativamente y en forma acumulada, solo por detrás de Brasil en América Latina.

En 2011, recibió U$S 19.600 millones de inversión extranjera directa (IED), que fueron U$S 20.200 millones en 2010, y alcanzaron a U$S 15.900 millones en 2009.

Una característica fundamental que diferencia a la IED que recibe México con la del resto de América Latina, y en especial la de América del Sur, es que más de 2/3 del total se dirige a la industria manufacturera y posee una tipología “vertical”, que integra esas inversiones como segmentos o anillos de las cadenas trasnacionales de producción, núcleo productivo del capitalismo en su fase de globalización.

Las que se dirigen a América del Sur y ante todo a Brasil, son de naturaleza “horizontal”, orientadas a cubrir la demanda del mercado interno, como manifestación actualizada de la estrategia tradicional de sustitución de importaciones.

Esta particularidad de la IED mexicana, implica que cada una de estas inversiones “verticales” profundiza su integración con el núcleo estratégico de la acumulación capitalista en el siglo XXI, que es la expresión más avanzada de la internacionalización de la producción.

La pujanza de los cambios estructurales en México se sobrepone incluso a la ola de criminalidad desatada por el crimen organizado. Los estados fronterizos con EE.UU. han sido el epicentro de la violencia en los últimos 5 años; y en el período previo a la agudización del conflicto, recibieron 22,5% del total de la IED; y luego, en la sangrienta etapa 2006-2010, ese porcentaje aumentó a 28,5%.

En el período 2000-2003, al irrumpir China en gran escala en el comercio internacional, y ganar espacios significativos en el mercado norteamericano, México perdió más de 30% de las empresas extranjeras radicadas en el país , sobre todo de la maquila, que se dirigieron al mercado asiático en busca de mejores condiciones de competitividad. Ahora en gran parte han regresado, y las exportaciones mexicanas han aumentado entre 7% y 9% su participación en el mercado estadounidense, sobrepasando a los productos chinos.

Lo que diferencia a los países emergentes en relación al mercado mundial es su distinta inserción internacional (camino de doble vía por el que transcurren el comercio y las inversiones). En el caso de México, esa inserción internacional se realiza con la economía norteamericana (EE.UU. + Canadá), al igual que lo que sucede con Centroamérica y el Caribe.

Distinta es la situación de América del Sur, cuya inserción internacional tiene lugar con la región asiática, con eje en China. En el mundo de hoy, la fortaleza de un país y su relevancia internacional no dependen de su PBI, sino de su vinculación estructural con el núcleo productivo del sistema mundial (cadenas trasnacionales de producción); y en este punto específico, estratégicamente decisivo, México está a la cabeza de América Latina, y en cierta forma adelanta un futuro posible.