QUÉ ES EL BANCO DEL SUR Y LA NUEVA ARQUITECTURA REGIONAL

27 agosto 2012

Fuente: Publicado por ElCiudadano.cl, Chile

Santiago de Chile, 27 de agosto.- El economista ecuatoriano Pedro Páez nos explica el por qué de este fondo monetario para el desarrollo endógeno de Latinoamérica. En un continente autosuficiente en recursos naturales y energía, Páez hace ver la necesidad de invertir en proyecto de desarrollo regionales las gigantescas reservas internacionales que tenemos: 770 mil millones de dólares de reservas internacionales de los bancos centrales, los fondos de pensiones y de los bancos estatales.

La idea del Banco del Sur fue impulsada con fuerza por el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien en 2002 convocó a los ministros de economía y presidentes de los Bancos Centrales de Argentina y Brasil a pensar el proyecto.

La apuesta es por levantar una institución que fuese el pilar central de la integración latinoamericana y luego sumó a Ecuador, Venezuela, Bolivia, Paraguay y Uruguay. Chile y Perú participan como observadores y Colombia renunció a incorporarse.

Su acuerdo para su fundación fue firmado el 9 de diciembre de 2007 en la Casa Rosada del gobierno argentino y cuenta Sur con un capital de 20 mil millones de dólares.

Desde noviembre de 2008 Ecuador, Venezuela y Bolivia realizan intercambios con la moneda regional: el SUCRE. Piedra angular de la nueva arquitectura financiera, dicha moneda electrónica apunta a ser la divisa para el intercambio de productos en Latinoamérica.

Conversamos con Pedro Paez, economista ecuatoriano, miembro de la Comisión de Expertos de las Naciones Unidas sobre la Crisis Financiera, presidida por el Nobel de Economía, Joseph Stiglitz y que hoy es la contraparte de Ecuador en el Banco del Sur.

Hoy está abocado a impulsar el Banco del Sur y la unidad monetaria del continente a partir de la nueva moneda regional, el SUCRE.

Páez explica la iniciativa diciendo que “si es que todos los países de América Latina estamos desesperados por abaratar nuestras exportaciones para poder entrar en los mercados mundiales a través del abaratamiento de la fuerza de trabajo, lo que estamos haciendo es frenar nuestro desarrollo. Por ello hay que generar otras lógicas que hagan que nuestras economías no dependan de decisiones externas al continente, y para eso la única forma es transformar las instituciones, los circuitos económicos y nuestros propios créditos”.

El economista reseña los 3 objetivos prioritarios para esta nueva arquitectura regional: Una banca regional de desarrollo, consolidar una moneda electrónica de pago –el SUCRE- y movilizar recursos propios para los préstamos de desarrollo según las prioridades continentales.

Desarrollo endógeno

“Un nuevo tipo de banca de desarrollo que permita orientar recursos hacia las prioridades del continente. Tenemos mucho por desarrollar, lo que generaría riquezas y empleos para los latinoamericanos. Pueden ser negocios con tasas de ganancias, producir soberanía alimentaria o energética, una red de ferrocarriles en todo el continente o de financiamiento de la economía popular, cosas que hasta ahora no han sido desarrolladas porque no proporcionan las altísimas tasas de ganancia y no se ajustan a los cortísimos plazos que requiere el capital especulativo”.

SUCRE

“Ya tenemos un sistema de pagos electrónicos que está funcionando: el SUCRE, moneda que permite evitar el uso del dólar en las transacciones entre nosotros. Hoy 2 países que aún no realizan intercambios con el SUCRE están obligados a pasar por intermediarios financieros que le significan tiempo, burocracia, pago de comisiones y fuga de información. Nosotros lo que hicimos fue eliminar a los intermediarios y hacer una conexión entre el Banco Central de Ecuador y el de Venezuela que permite contactarse entre sí a los exportadores, y así reducir el costo 16 veces al tradicional, o sea, un ahorro gigantesco. Ya hemos hecho transacciones por más de 400 millones de dólares con desembolsos efectivos de dinero”.

Movilizar recursos propios

“El Banco del Sur apunta a coordinar la movilización de recursos propios, incluyendo las monedas nacionales, en préstamos de desarrollo según las prioridades continentales. Necesitamos tener una seguridad financiera continental que nos permita tener un manejo mucho más inteligente de las gigantescas reservas internacionales que tiene la región. Se calcula en 770 mil millones de dólares las reservas internacionales solamente de los bancos centrales, a lo que hay que sumar los fondos de pensiones, la platas de los bancos estatales y otros fondos de desarrollo, lo que triplica esa suma, y que están siendo colocados por ‘razones de seguridad’ en papeles de EEUU y Europa. Cuando los gobiernos y las empresas de América Latina quieren acceder a créditos externos las tasas de interés están en el 7 ó el 12% en algunos casos.

Es una locura. Necesitamos crear una nueva arquitectura financiera con nuevos cimientos, que abra nuevos corredores que hagan circular los recursos hacia el continente. De manera que no sólo resulte ser más barato, sino que también más eficaz y auspicien proyectos de inversión regional”.