MUCHOS PAÍSES DE AMÉRICA LATINA ESTÁN EXPORTANDO SERVICIOS
19 agosto 2013
Fuente: Publicado por ElPais.com, España
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Madrid, 19 de agosto.- Andrés López, economista argentino de 51 años, ha sido consultado algunas veces por funcionarios de los Gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández. Sin embargo, él se mantiene crítico de lo que está ocurriendo en Argentina. Pero también lo es sobre lo que sucede en el resto de Latinoamérica, dada la dependencia de los altos precios de las materias primas. No obstante, destaca el incipiente sector de servicios modernos en la región. López dirige el Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el Centro de Investigaciones para la Transformación (CENIT) y la Red de Investigaciones Económicas de MERCOSUR. Doctor por la UBA, fue consultor de diversos organismos internacionales, como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), los bancos Mundial e Interamericano de Desarrollo (BID) y la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo y Comercio (UNCTAD, según sus siglas en inglés).
Pregunta. ¿Cómo ve la coyuntura y la estructura de la economía latinoamericana?
Respuesta. Yo no soy macroeconomista, no estoy en el negocio de hacer pronósticos de crecimiento. Tengo una visión más estructural o vinculada más a la coyuntura internacional. Si uno mira los últimos años, el panorama mundial benefició a algunos países de América Latina y a otros no los benefició demasiado. Si pensamos que el gran cambio de los últimos diez años son los altos precios de los commodities (materias primas), eso es bueno para Argentina, Chile, Venezuela y es malo para...
P. Centroamérica.
R. Para Centroamérica, depende de si comprás o vendés. Eso está asociado a China. Es bueno si querés vender soja. Es malo si querés hacer textiles. China es buena para vendedores de commodities y mala para compradores de commodities y para países que hacen industria basada en mano de obra intensiva, pero hoy en realidad China está compitiendo en todos los frentes industriales. Hay algunos países de Centroamérica que se beneficiaron por otra vía: por las remesas. Pero los commodities per se son buenos para Sudamérica y malos para Centroamérica. Sería bastante necio creer que el crecimiento de la región no se benefició con esto, pero a su vez esto trae algunos problemas, algunos ya se evidencian y otros pueden evidenciarse a futuro. Cada vez que alguien dice que China puede desacelerar el crecimiento, entramos en pánico. Dependemos de un factor externo sobre el cual no tenemos mucho control y si bien pareciera, todo el mundo destaca, la CEPAL lo hace, que muchos países latinoamericanos, no todos, aprendieron a hacer una mejor política macroeconómica, a constituir reservas y ser más prudente en lo fiscal, el hecho es que en los últimos años esas virtudes fueron desapareciendo en algunos países. Argentina es un caso claro. En Venezuela probablemente nunca estuvieron esas virtudes en los últimos años. Algunos países tienen una visión demasiado cortoplacista de cómo aprovechar el boom (auge).
P. ¿Se refiere a esos dos países o alguno más?
R. Quizás esos dos son casos más claros, pero no sé si en general puedo decir que América Latina construyó o tuvo una visión del boom de los commodities en un contexto de largo plazo. Probablemente esto se hizo más o menos, pero uno pensaría que si tengo esta bendición del cielo, voy a tener rentas extraordinarias, esas rentas no son permanentes, y lo sé porque algún día los precios van a bajar, y de hecho están bajando más rápido de lo que creíamos, y en todo caso sabemos que esos precios son volátiles. Aun cuando sean más altos estructuralmente en las próximas décadas que en el pasado, van a sufrir ciclos, eso es inevitable, pero acostumbrás a la sociedad a que tiene un nivel de riqueza que probablemente mañana se despierte y se encuentre con que no lo tiene. Eso tiene que ver con los niveles de consumo público y privado. A la vez uno dice que en Argentina, Venezuela y otros países de la región hay necesidades sociales urgentes y no se le puede decir a la gente: “Aguantáte a comer dentro de diez años porque ahora no te voy a dar plata (dinero) porque mañana el precio del petróleo va a ser más barato”. La tienen más fácil los noruegos, que pueden poner toda la plata en un fondo porque nadie está reclamando comida en Noruega. Hay una línea delgada entre lo que llamamos populismo en un sentido muy grueso y el hecho de que uno tiene un maná del cielo en países en los que hay problemas de pobreza y desigualdad muy serios. Claramente ha pasado que la mayoría de los países apreció sus monedas, no logró contener la apreciación, sea porque se apreciaron nominalmente, como en Brasil o Chile, o porque hubo mucha inflación, como en Argentina y Venezuela, y entonces eso complica la competitividad de otros sectores y perdés diversificación. No digo que la industria sea mejor que la soja, pero sin duda que una economía diversificada es mejor que una economía concentrada. Usando la metáfora del casino o del portafolio de acciones, uno apuesta a muchas cosas y no a una sola. La pérdida de diversificación es problemática. Probablemente las economías de nuestra región no están haciendo lo suficiente para compensar la pérdida de competitividad vía tipo de cambio con acciones en otros lados. Yo quisiera ver más guita puesta en innovación, capital humano, infraestructura, aprovechado que tenemos este boom. Nuestros países siguen clasificándose muy mal en esos índices. En capital humano tenemos mala calidad, según comparaciones internacionales. Hay deficiencias en ciertas áreas de conocimiento vinculado a tecnología. El gasto en investigación y desarrollo está muy atrás de Asia e incluso de países de Europa oriental. En infraestructura tenemos problemas severos en varios ámbitos, como transporte. Sin todo eso no vas a construir una base de competitividad sustentable.
P. ¿Qué temas está investigando de la economía latinoamericana?
R. Una de mis tareas es dirigir la Red de Investigaciones Económicas de MERCOSUR. Ahí estamos haciendo un trabajo desde hace un par de años sobre el boom de los recursos naturales y la economía latinoamericana, ventajas y problemas. También he venido trabajando en un área poco conocida y en la que veo que hay una oportunidad para las economías latinoamericanas, que las empresas ya están aprovechando, pero los países deberían hacer más para promoverlas, que son los servicios. Nuestra discusión tradicional en Latinoamérica es agro versus industria. Pero en los últimos 20 años los mercados mundiales más dinámicos tienen que ver con servicios intensivos en conocimiento: software, ingeniería, servicios educativos, de salud, audiovisuales. Es un mundo que está creciendo en magnitud, un mundo de empresas muy innovadoras, muchos países de América Latina están exportando mucho de eso, mucho uno lo puede ligar a servicios para el agro, la minería, el petróleo. Acá, en CENIT, con mi colega Daniela Ramos, venimos investigando desde hace tiempo el tema. Son oportunidades que no dependen de un boom cíclico sino de construir capacidades innovativas y de capital humano que habría que potenciar.
P. En los últimos años Latinoamérica la bonanza de materias primas ha derramado riqueza sobre el sector servicios de baja productividad, como la construcción y el comercio.
R. Sí, pero en algunos países este sector de servicios modernos ha crecido bastante. Argentina es un caso, Brasil también y Costa Rica, siendo un país pequeño, es muy potente en software. Colombia y Chile están empezando algo. Pero todo eso fue básicamente iniciativa privada, lo cual no está mal, pero falta más acompañamiento estatal.
P. ¿Pero por qué fue posible que esa iniciativa privada se desarrollara en esos países?
R. Porque las grandes empresas del mundo están buscando dónde descentralizar ciertas actividades que requieren talento y capital humano. En el mundo desarrollado ese capital humano es insuficiente y caro. Entonces América Latina tiene ventajas, pero si tuviera más capital humano y más capacidades para aprovechar estas oportunidades, habría algo para hacer. A mi juicio, el mundo de la industria tradicional, salvo en Brasil y quizá algo en Argentina y México, es muy difícil que en América Latina pueda prosperar demasiado. Asia es una competencia muy desafiante en eso. Acá, en cambio, nosotros tenemos algunas ventajas que tienen que ver con posición geográfica para proveer estos servicios, por una cuestión cultural, de husos horarios. Estamos bien posicionados y algunos países se han metido (al negocio), pero algunas políticas públicas atrasan en los países. Mucha gente sigue pensando en algunos gobiernos en la industria vieja, pero el mundo es totalmente distinto. La industria de la sustitución de importaciones no existe más en ninguna parte del planeta. Hay que empezar a aggiornar (actualizar) el pensamiento.
P. ¿Y sobre los recursos naturales qué conclusiones obtiene?
R. Creo que se están aprovechando de manera insuficiente las oportunidades que el mundo nos da. No estamos bien preparados para afrontar un cambio en la tendencia. Esto prende luces rojas a futuro, o por lo menos amarillas. Falta hacer un mejor uso de las rentas petroleras y de otros recursos primarios. Falta la generación de mecanismos que permitan estar preparados por si el ciclo de altos precios se revierte temporaria o definitivamente. En algunos casos este ciclo ha tenido un efecto negativo sobre las instituciones. Por ejemplo, en Venezuela. El boom de los recursos ha dado lugar a cierta configuración de políticas que no son pro desarrollo en el largo plazo. Gracias al boom, los Gobiernos tienen una tolerancia de la sociedad, pueden hacer cosas que no harían en un momento menos favorable de la economía. Quizá en algunos casos esta bonanza trajo un deterioro del contexto institucional, que puede ser negativo en el largo plazo. No es lo que ha ocurrido en la mayor parte de los casos. Lo que sí ha ocurrido en general fue que todavía hay mucho por hacer en términos de aprovechar nuestra riqueza natural y no siempre están los incentivos para hacerlo. Además hay un problemita del cual muchas veces los Gobiernos prefieren olvidarse y que es el medio ambiente. Hablamos de recursos naturales, de cosas que se pueden agotar.
P. Hay protestas ciudadanas por la deforestación, la minería a cielo abierto, la fractura hidráulica para explotar hidrocarburos no convencionales.
R. Claro. Los Gobiernos prefieren no decir nada. Si pasa algo, va a pasar dentro de algunos años y el problema será de otro. Pero la sociedad debería estar más sensible a eso. Seguramente en Noruega o Suecia las sociedades están más sensibles a eso. Acá hace falta que la sociedad civil levante los temas para que no se produzcan daños que pueden ser irreparables o difíciles de solucionar una vez que se producen.