TIEMPO DE MIRAR HACIA EL MERCADO REGIONAL

19 agosto 2013

Fuente: Publicado por ListinDiario.com.do, República Dominicana<p/> Por José Manuel Castillo Betances

Santo Domingo, 19 de agosto.- América Latina y el Caribe con las mayores reservas de agua dulce y de combustibles fósiles del mundo, con las mayores reservas de biomasa leñosa en la tierra, con cinco países entre los de mayor mega biodiversidad biológica, y con un producto interno bruto actual de $5,646 billones de dólares estadounidenses; constituye una gran zona económica de 41 países con una población de 600 millones de habitantes, que apenas hace uso de un 13,9% de su vastísimas extensiones de tierras cultivables disponibles.

Tomando en cuenta la frágil situación económica de los países desarrollados, que los ha llevados a endurecer sus políticas proteccionistas y ponderando el hecho destacado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, (CEPAL), que en las últimas tres décadas, la región latinoamericana y caribeña no ha logrado aumentar significativamente su participación en las exportaciones mundiales de bienes. (Entre 1980 y 2010, esta se elevó marginalmente, desde un 5,1% a un 5,7%).

Así, que pese a los elevados precios de varios productos básicos exportados por la región, registrados entre 2003 y 2008, su participación en las exportaciones mundiales de bienes al concluir la década pasada era prácticamente idéntica a la que tenía al iniciarse esta. Con el agravante de que todavía los productos básicos tienen un peso fundamental en sus exportaciones.

Para fijar nuestras miradas hacia el mercado regional, debe motivarnos la indicación anterior, así como el hecho de que, la región exhibe una expansión de su clase media, como consecuencia de un mejor desempeño de sus indicadores sociales.

Del mismo modo, conforme a la CEPAL, son notorio los avances en materia de reducción de pobreza y del desempleo, (de un 44% a un 33% y de un 11% a un 7,4%, respectivamente).

Todo lo cual eleva el poder adquisitivo y su posición estratégica de mercado regional.

Llegando a tener países que como la Republica Dominicana, Venezuela y Colombia han sido reconocidos por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura, (FAO), por sus avances en la reducción del hambre.

La CEPAL infiere que durante la última década, el peso de las economías industrializadas en las exportaciones de América Latina y el Caribe se redujo del 76% al 61%, contrario al de las economías en desarrollo, en las cuales ese indicador se incrementó de un 24% a 39%, lo que se ha traducido en una mayor presencia de las economías en desarrollo como destino de las exportaciones de la región. Si se excluye a México, que destina más del 80% de sus exportaciones a los Estados Unidos, la región realiza más de la mitad de sus exportaciones hacia países en desarrollo.

Sin embargo, la región confronta un gran reto que consiste en mejorar su participación en el mercado de servicios, ya que su contribución en las exportaciones mundiales en ese rubro ha caído de un 4,5% en 1980 a un 3,4% en 2010. Ello sugiere la necesidad de llevar a cabo esfuerzos por ampliar y desarrollar la participación de la región en la esfera de los servicios y sobre todo en los segmentos de servicios de mayor valor agregado.

Un aspecto que debe tomarse seriamente en cuenta es la baja participación de la región en el renglón de “otros servicios comerciales”, que fue el área de mayor crecimiento en el mundo. No obstante, es notorio su rezago en esta categoría, que incluye las actividades con uso intensivo de tecnología y conocimiento, como los servicios de ingeniería, arquitectura, diseño, informática, legales y contables, entre otros.

No cabe duda, que siendo esta área una de la más dinámica en el comercio internacional, la baja producción y exportación de la región en estos servicios impacta negativamente su desempeño exportador de bienes y más generalmente su competitividad. Es propio destacar que México, Brasil y Cuba, son de los países de la región con mayor nivel de exportación de estos productos, particularmente Cuba, que como consecuencia de su alto nivel de capital humano y sus importantes inversiones en investigación científica, que alcanzan un 6% de su PIB. Actualmente la exportación de servicios de la mayor de las Antillas triplica sus exportaciones de bienes, situándose en 12 mil millones de dólares estadounidenses.

Un aspecto relevante que ha obstaculizado la inserción de la región en el comercio mundial y particularmente de servicios profesionales, que también afecta el comercio intrarregional, ha sido la falta de complementariedad de las estructuras económicas, la falta de añadir valor agregado y de incorporación de conocimiento y tecnología a su producción.

Situación que se vio agravada por la vocación agroexportadora de los países del área que se especializaron en productos de baja elaboración y materias primas, para exportar a los centros industriales de Europa y Estados Unidos.

El bajo nivel del comercio intrarregional de América Latina y el Caribe, que apenas alcanza un 17%, (contrario a la Unión Europea con un 64%, y la región Asia Pacifico un 48%), a pesar de los acuerdos comerciales que reducen las restricciones arancelarias y no arancelarias para entrar a esos mercados, pone en evidencia una gran carencia de voluntad política, que algunos líderes regionales y eruditos, como Velásquez han considerado como, “la falta de acción y dinamismo para llegar primero al vecindario, antes que pensar en dar el salto a otros mercados más lejanos”. El hecho más revelador es el de Chile y Colombia, países que gozan de excelentes relaciones y de un acuerdo comercial, que permite a Colombia exportar hasta un 97% de sus productos sin pagar arancel y apenas esa gran nación andina tiene una participación que no llega siquiera al 1% de ese mercado; a pesar de que “en los países latinoamericanos es donde mayores oportunidades comerciales se pueden identificar, en buena medida, porque resulta más fácil vender debido a las afinidades culturales, de idioma y de cercanía”.

Algunos tratadistas consideran que el principal problema para el fortalecimiento de estos mercados radica en “las variaciones y los cambios políticos de los países, que generan demasiadas alteraciones en los flujos comerciales”. Así se aprecia que mientras dos países tienen una buena relación, su comercio marcha bien, pero cuando hay un deterioro, el primer impacto lo sufre justamente el comercio”. Es indudable que aun el tema político tiene una gran presencia en la estrategia comercial de la región, lo que no ocurre en el viejo continente europeo, donde se ha consolidado la integración y al margen de los gobiernos la operatividad económica se mantiene en marcha sin mayores alteraciones. “Esta falta de madurez en los procesos que hay en marcha en varios países latinoamericanos”, es lo que nos ha hecho reflexionar en la necesidad de elevar las conquistas y avances en materia de integración a los estamentos constitucionales. Elevar la institucionalidad y constitucionalidad de los procesos de integración regional entre los países de América Latina y el Caribe, debe otorgar mayor garantía y permanencia en el tiempo de los alcances en dicha materia.

Aunque, es conveniente destacar que la apertura de la Republica Bolivariana de Venezuela, para el reintegro de Paraguay al MERCOSUR, país que fuera sancionado a raíz del golpe de estado que destituyo al ex presidente Fernando Lugo demuestra que en este aspecto se está avanzando.