AMÉRICA LATINA DEBE DARLES MÁS OPORTUNIDAD A LAS PYMES
15 abril 2014
Fuente: Publicado por Portafolio.co, Colombia
Fuente: Publicado por Portafolio.co, Colombia
Bogotá, 15 de abril.- ‘En la región, las tasas de informalidad de las pequeñas y medianas empresas son superiores a la media mundial. De la misma manera, este grupo de compañías registra niveles de productividad muy por debajo del promedio internacional. Esto significa que requieren más atención’.
Arancha González, directora ejecutiva del Centro de Comercio Internacional, la agencia conjunta de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, y la Organización Mundial del Comercio, no duda en destacar los avances de Colombia en materia de desarrollo, pero advierte sobre los problemas de inequidad y atraso en infraestructura.
Portafolio habló con ella sobre las perspectivas del país y la región.
¿Cuál es su impresión del estatus del comercio internacional?
Vemos un crecimiento del comercio internacional menos exuberante de lo que estábamos acostumbrados en los últimos 20 años. Este es un crecimiento que se ha desacelerado. Ya no vemos tasas del 6, 7 u 8 por ciento, como sucedía antes de la crisis del 2008.
Hoy existe un equilibrio entre los sectores interno y externo, como es el caso de China, país que ahora es menos dependiente de sus exportaciones y en cambio sí del mercado doméstico.
¿Qué otra característica?
Otra característica son los flujos comerciales. Hace 20 años eran el 70 por ciento entre países del norte, 20 por ciento entre el norte y el sur, y 10 por ciento entre el sur y el sur. Ahora estamos viendo un equilibrio de un tercio para cada uno de ellos. Esto significa una enorme explosión del comercio sur-sur, que nos obliga a plantearnos acuerdos y reglas comerciales que respondan a la realidad.
Una tercera característica del comercio internacional es la dificultad en hacer liberalización comercial menos fuerte. Hace 20 años eran aranceles, tarifas y muchas cosas más.
Hoy, las tarifas están desapareciendo debido a acuerdos bilaterales y a desgravaciones. Sin embargo, nos quedamos con parte de los obstáculos al comercio, que son barreras no arancelarias, sanitarias y reglamentos, medidas prudenciales y normas técnicas que son tremendamente complejas de reducir a través de un acuerdo comercial.
¿Usted cree que cada vez hay más barreras de este tipo, particularmente en América Latina?
Así es. Se están usando porque antes teníamos aranceles mucho más altos, y las barreras no se necesitaban, pero con la reducción de los aranceles en los últimos 20 años que ahora ronda un promedio mundial del 5 por ciento, han comenzado a proliferar las barreras.
¿Se ha democratizado el comercio desde el punto de vista de quienes lo hacen y no de los países?
Sí. Cada vez hay más relaciones comerciales entre empresas.
Ahora el intercambio no se hace solamente entre multilatinas o multinacionales sino entre PYMES. Hoy son un gran componente del comercio internacional. Desde ese punto de vista tenemos que decir que el comercio se ha democratizado, pero cuando uno mira más de cerca las reglas del comercio internacional hay una serie de temas a los que los negociadores comerciales van a tener que prestarle más atención porque el trabajo está listo para las multinacionales. Yo creo que hay que trabajar en el desmonte de trámites excesivos para las PYMES y facilitar las reglas técnicas.
Y son mucho más vulnerables.
Efectivamente. Para ellas, los costos del comercio internacional son mucho más elevados proporcionalmente que para las multinacionales, y porque el mercado doméstico se queda muy pequeño. Al 2030 tenemos que crear 500 nuevos millones de empleos para absorber la masa de población que entra al mercado laboral y a los informales, que son muy grandes especialmente en América Latina.
¿Cómo se enmarca la región dentro de esas tendencias del comercio y de las PYMES?
América Latina se caracteriza por dos elementos: El primero de ellos son las tasas de comercio intrarregional superiores a la media, y segundo, una tasas de informalidad de las PYMES superiores a la media. Junto a eso, unas tasas de productividad de las PYMES inferiores a la media. En Europa y Asia, este tipo de empresas contribuye con dos tercios de su Producto Interno Bruto. En América apenas lo hacen con un tercio del PIB. Yo achaco buena parte de esto a la elevada informalidad, que se caracteriza por baja productividad, calidad y salarios bajos.
¿Dónde se explican concretamente las dificultades de América Latina?
En América Latina se han dado tres problemas. Uno es la falta de infraestructura, el segundo es la dependencia de las exportaciones de commodities y, tercero, que en América Latina no se han dado las cadenas de producción. Estos tres factores explican las dificultades de la región.
¿Hay algunos factores que nos permitan ser optimistas sobre el futuro de la región?
Sí. Hay un buen dinamismo en materia comercial, veo con gran interés el proceso de integración que hay detrás de la Alianza del Pacífico. Este no es un acuerdo comercial al uso, y más que eso es un proceso que empieza con eliminación de visas a los profesionales. Esa es una buena manera de mejorar la integración de las economías. También hay lugar para el optimismo cuando se miran los fundamentales de los países de la región.
Sin embargo, hay que mejorar la productividad y la competitividad, para luego resolver el gran problema de la región, que son las altas tasas de desigualdad.