URUGUAY DEBE SER BISAGRA ENTRE EL MERCOSUR Y LA ALIANZA DEL PACÍFICO

08 septiembre 2014

Fuente: Publicado por ElObservador.com.uy, Uruguay

Montevideo, 8 de septiembre de 2014.- Por su tamaño y características, Uruguay debe ampliar su conexión exterior. Un escenario de comercio multilateral es el menos costoso y más conveniente, en el cual el MERCOSUR –tal como está ahora– es una traba y una limitación, señaló ayer el diplomático Carlos Pérez del Castillo, durante una disertación en la Cámara Uruguay-EEUU. En ese panorama, el exembajador de Uruguay ante Naciones Unidas, la Organización Mundial de Comercio, entre otras organizaciones internacionales –entre 1998 y 2004– aseguró que el país puede convertirse en una suerte de “bisagra” entre el bloque regional y la Alianza del Pacífico, y planteó, a través de dos rumbos de acción, el camino para que el MERCOSUR le permita a Uruguay extender el comercio internacional sin abandonar el bloque.

Pérez del Castillo señala que la Alianza del Pacífico, conglomerado que integran Chile, Colombia, Perú y México, es uno de los ejes centrales del modelo de inserción externa que “actualmente predomina en el mundo”, como el Acuerdo de Asociación Transpacífico, que integran –entre otros– Chile y Nueva Zelanda, y el Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversión, una propuesta de tratado de libre comercio entre EEUU y la Unión Europea.

Para el diplomático, Uruguay cuenta con mucho “campo fértil” para avanzar con la Alianza del Pacífico, especial por su ubicación geográfica y su “buena reputación internacional”. El país se puede transformar “en un denominador común entre este bloque y el MERCOSUR y actuando como Estado ‘bisagra’ entre ambos grupos, oficiando de puerta de entrada y salida entre el Atlántico y el Pacífico”.

“Sincerar” el MERCOSUR

El actual consultor internacional independiente y vicepresidente del Directorio del Consejo Internacional sobre Políticas de Comercio, Alimentación y Agricultura, del Grupo Unesco de Expertos sobre Reformas Institucionales, puso sobre la mesa dos escenarios posibles para el gobierno uruguayo que asuma el año próximo, en cuanto a los instrumentos para enfrentar los obstáculos y limitaciones que impone actualmente el MERCOSUR.

En una primera estrategia, el nuevo presidente tomaría la iniciativa de convocar al Consejo del Mercado Común (CMC), que tendría como principal objetivo “sincerar” el proceso de integración regional para adaptarla a las nuevas realidades políticas y para flexibilizar las modalidades de negociación externa de los miembros, “tanto en el marco de negociaciones MERCOSUR con terceros países, como en el ámbito de negociaciones bilaterales de sus miembros”.

“Se trata de volver a plantearse las etapas de instrumentación del Tratado de Asunción para atender necesidades de desarrollo que el MERCOSUR está bloqueando actualmente. En la práctica, significa definir conjuntamente una nueva configuración de compromisos y obligaciones entre sus miembros, sustentados en las realidades del momento y dotarse de las necesarias flexibilidades que den espacio para el logro de tales objetivos y el restablecimiento de su credibilidad”, apuntó Pérez del Castillo.

En un segundo escenario, planteado por el embajador, el futuro gobierno uruguayo descartaría plantear el asunto en el CMC y, sin abandonar su condición de miembro pleno del MERCOSUR, el país asumiría unilateralmente una estrategia de inserción externa sin requerir aprobación previa de los demás componentes del bloque.

“Ante la renuncia de tomar la iniciativa de plantear formalmente el sinceramiento y reactivación viable del MERCOSUR, el gobierno entrante debe tener conciencia de que enfrentará una situación de statu quo del MERCOSUR, caracterizada por un proceso paralizado y conflictivo que le reducen al país espacios de libertad y le impiden el logro de sus legítimos objetivos de desarrollo. Ante esta situación no puede permanecer pasivo, debe asumir sus responsabilidades e implementar acciones que permitan la defensa de sus legítimos intereses”, indicó el exembajador. Eso sí, el país deberá estar preparado, como sucede actualmente, a “seguir sufriendo” las decisiones de los grandes socios que no contemplan los intereses de las naciones chicas.