ACUERDOS REGIONALES NO SUSTITUYEN AL SISTEMA MUNDIAL DE COMERCIO
14 octubre 2014
Fuente: Publicado por la Agencia IPS<p/> Por Roberto Azevêdo, director general de la Organización Mundial del Comercio
Fuente: Publicado por la Agencia IPS<p/> Por Roberto Azevêdo, director general de la Organización Mundial del Comercio
Ginebra, 14 de octubre de 2014 (IPS).- Los tratados regionales de comercio se han multiplicado en los años recientes y la Organización Mundial del Comercio (OMC) registra que los actualmente en vigor ascienden a 253.
No se trata por cierto de un nuevo fenómeno. Los tratados regionales preceden el sistema multilateral, porque en cierto sentido fueron las semillas de las que nació el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT en inglés). Creado en 1947, el GATT fue reemplazado en 1994 por la OMC.
Estas iniciativas son importantes, pues coexisten con el sistema multilateral y pueden contribuir a levantar el edificio de las normas comerciales mundiales y la liberalización del comercio.
Pero, por supuesto, las cosas han cambiado en los últimos años.
Los tratados regionales han aumentado con mucha más rapidez desde que se creó la OMC, en comparación con los días del GATT.
Y estos acuerdos no solo son más numerosos, sino que cada vez son más complejos.
Aunque más de 80 por ciento de los acuerdos son bilaterales, cada día vemos acuerdos regionales de mayor amplitud.
Y también vemos más acuerdos entre países de diferentes regiones, antes que entre vecinos.
Además, vemos que muchos más países en desarrollo negocian actualmente tratados regionales.
Esta proliferación de tratados, cada uno con su propio conjunto de normas, ha sido bautizada la “maraña de acuerdos comerciales”, en el sentido de que estamos viendo un aumento considerable del nivel de complejidad de los acuerdos y de las relaciones entre ellos.
En la mayoría de los acuerdos actuales se contraen compromisos más profundos y amplios, y se ha ido más allá de los entendimientos relativos únicamente al acceso a los mercados para las mercancías.
En el caso de algunas cuestiones como el acceso a los mercados para las mercancías y los servicios, algunos acuerdos otorgan a sus participantes un nivel más alto de acceso a los mercados que el existente en el marco de la OMC.
Otra tendencia que se ha observado en los últimos años es la de reunir varios acuerdos regionales existentes, en las denominadas negociaciones “megarregionales”.
Aunque continúa la tendencia de negociar nuevos acuerdos regionales, la liberalización del comercio a nivel bilateral o regional es solo una parte del panorama.
Como he dicho muchas veces, estas iniciativas son importantes para el sistema multilateral de comercio, pero no pueden sustituirlo.
En efecto, existen muchas cuestiones importantes que solo se pueden abordar eficientemente en el contexto multilateral y por conducto de la OMC.
La facilitación del comercio se negoció satisfactoriamente en la OMC, porque carece de sentido económico recortar el papeleo o simplificar los procedimientos en frontera entre uno o dos países. Si se hace para un país, en la práctica se hace para todos.
No es posible liberalizar eficientemente la reglamentación relativa a los servicios financieros o las telecomunicaciones para un solo interlocutor comercial, de manera que es preferible negociar mundialmente las avenencias en materia de servicios dentro de la OMC.
Tampoco es posible abordar a través de acuerdos bilaterales las subvenciones a la agricultura o a la pesca.
Las disciplinas sobre medidas comerciales correctivas, como la aplicación de derechos antidumping y compensatorios, no puede ir mucho más allá de las normas de la OMC.
Lo cierto es que muy pocos de los grandes desafíos a los que se enfrenta el comercio mundial en la actualidad se pueden resolver fuera del sistema multilateral. Se trata de problemas mundiales que requieren soluciones mundiales.
Otro aspecto importante, dejando aparte el contenido de los acuerdos, es su ámbito geográfico. Los acuerdos regionales suelen excluir a los países más pequeños y vulnerables. Eso es causa de profunda preocupación.
Existe también el temor de que, al crear conjuntos diferentes de normas y reglamentos, los tratados regionales puedan ser onerosos para los comerciantes y las empresas. He ahí el punto de complejidad que inquieta a muchos.
Por último, aunque estas iniciativas demuestran que los miembros de la OMC siguen liberalizando el comercio, la fragmentación del sistema comercial no puede sustituir a los beneficios de negociar un conjunto de normas para todos.
Pero, para lograrlo, es evidente que una cosa que tenemos que hacer es cumplir con lo que acordamos en Bali en diciembre pasado, durante las negociaciones comerciales mundiales en el marco de la OMC.
Estamos ahora a mitad de camino de un intenso período de consultas para resolver el actual punto muerto al respecto pero, tal como están las cosas hoy por hoy, no tenemos una solución en este momento.
Mientras persista esta situación, creo que aumenta de manera exponencial el riesgo de distanciamiento. Y ese aspecto viene a subrayarlo la proliferación de estos otros enfoques.
En aras del sistema multilateral, y de todos los que pueden beneficiarse de él, creo que tenemos que encontrar una solución a nuestros problemas actuales y volver a encarrilar nuestro trabajo en la OMC. Y tenemos que hacerlo con rapidez. El tiempo no está de nuestra parte.