MÉXICO-BRASIL: REENCUENTRO DE DOS MAYORES ECONOMÍAS LATINOAMERICANAS

28 mayo 2015

Fuente: Publicado por la Agencia Prensa Latina, vía Google Noticias

Ciudad de México, 28 de mayo de 2015 (PL).- La visita que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, cumplió en México, la primera de Estado en sus dos mandatos, puede calificarse de histórica y de connotaciones importantes tanto para ambos países como para el hemisferio.

Días antes la vicecanciller mexicana, Vanessa Rubio, decía, a propósito de la visita, que el 70 por ciento del comercio de la Unión Europea se realiza dentro de ese bloque. Amplio contraste con el 18 por ciento de intercambio comercial entre los países latinoamericanos.

Y en el caso de Brasil y México se trata de las dos economías más importantes de la región. Ambos generan el 62 por ciento del Producto Interno Bruto de América Latina y el Caribe y casi el 60 por ciento de las exportaciones hacia el resto del mundo.

Hay otras cifras: Brasil y México tienen el 55 por ciento de la población y el 56 por ciento del territorio de América Latina y el Caribe.

El presidente Enrique Peña Nieto y su homóloga brasileña se reunieron, esta vez en México, por quinta vez. Como presidente electo, el mexicano estuvo en Brasilia en 2012 y ya desde entonces abogó por un mayor relacionamiento bilateral.

Como jefes de Estado se vieron la cara en enero de 2013, en Chile, durante la celebración de la I Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), donde acordaron que las dos economías más grandes del continente tuvieran un diálogo y acercamiento renovados.

Fue en la Cumbre de las Américas, en abril pasado en Panamá, donde ambos jefes de Estado acordaron la fecha de la visita, "cuyos resultados tendrán un impacto en la relación bilateral pero también en este hemisferio heterogéneo, con la visión de cooperar más", apuntó Rubio.

Y la predicción comienza a hacerse realidad para ambas partes. Brasil es el principal destino de las inversiones mexicanas en el continente (unos 30 mil millones de dólares).

El gigante sudamericano es el octavo socio comercial de México, que es a su vez el onceavo "parter" brasileño. El comercio cerró en 2014 con cifras cercanas a los 10 mil millones de dólares.

Pero en el decir de la mandataria sudamericana, "nuestros números dejan mucho que desear de nuestro potencial, del tamaño de nuestras economías y de la fuerza de nuestros pueblos".

Es por ello que ambos mandatarios coincidieron en que existen condiciones para duplicar el intercambio en unos años.

Para ello tuvieron lugar en Ciudad de México pasos importantes, antecedidos por el acuerdo automotriz alcanzado en marzo pasado para el comercio bilateral de vehículos y autopartes, un sector que los brasileños mantenían bajo medidas proteccionistas.

Sin embargo, al margen de varios convenios suscritos en el Palacio Nacional de México el 26 de mayo, junto a ambos presidentes, el cambio más expresivo y cualitativo de la relación económica bilateral en la última década apenas comienza.

Se trata de las negociaciones que a partir de julio ampliarán el Acuerdo de Complementación Económica (ACE 53), que data de 2002. Ese instrumento abarca a poco más de 800 productos a todas luces hoy insuficiente pues, según Rousseff "están a la vista más de seis mil".

Según su anfitrión, a través de este acuerdo se ampliará el universo arancelario con preferencias para incluir nuevas mercancías agrícolas e industriales y se añadirán nuevos capítulos en materia de servicios, comercio electrónico y propiedad intelectual, entre otros.

Desde antes una empresa de Brasil y otra mexicana desarrollan el proyecto Etileno XXI, que construye en México uno de los complejos petroquímicos más ambiciosos del continente.

También ambos gobiernos habían decidido la eliminación del visado; ello representó que Brasil se convirtiera en el segundo emisor latinoamericano de turistas al mercado mexicano, con más de 300 mil en el último año.

Otro convenio que impulsa la relación fue la firma del Acuerdo de Cooperación y Facilitación de Inversiones entre México y Brasil.

Se trata del primero de ese tipo que el gobierno brasileño suscribe con otro país del continente y con ello se genera mayor certidumbre a las inversiones recíprocas, apuntó Peña Nieto.

Para facilitar todo este proceso en ciernes, las partes signaron un Acuerdo de Cooperación Aduanera, a fin de agilizar los intercambios comerciales mediante la precertificación de empresas.

El tequila y la cachaza, que fueron degustados por los presidentes, también fueron objeto de negociaciones. Ambos países decidieron reconocerlos como productos de México y Brasil, respectivamente, y hacerlo a su denominación de origen.

También se concluyeron convenios en materia de turismo, medio ambiente, pesca, agricultura y servicios aéreos "con enormes perspectivas en esas áreas", según la gobernante brasileña, que fue condecorada con la Orden Mexicana del Águila Azteca, la más importante que otorga el país anfitrión a un extranjero.

Ella a su vez correspondió el gesto al imponer a Peña Nieto la Orden Nacional de la Cruz del Sur.

Junto a las actividades protocolares de la visita de Rousseff a México, tuvo lugar el seminario empresarial bilateral, con una importante presencia de representantes de empresas del país sudamericano y de sus contrapartes mexicanas.

Al propio tiempo se estableció una alianza entre APEX, el organismo exportador brasileño y la institución con igual propósito mexicana, ProMéxico.

Hay otros temas de la agenda multilateral en la que los presidentes Peña Nieto y Rousseff quieren seguir avanzando sobre la base de coincidencias ya expresadas.

Así ocurre con el enfrentamiento al cambio climático, los desastres naturales, el desarme y la no proliferación nuclear.

Nuestra actuación en el G-20 financiero también ha sido importante para mitigar los efectos de la crisis que empezó en 2008, apuntó la jefa de Estado brasileña.

Recordó que ambos países fueron aliados en la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños," donde demostramos que podemos encontrar en la diversidad de nuestra región puntos de convergencia y de convivencia".

Hemos dado un salto cualitativo en nuestras relaciones, concluyó Peña Nieto.

El devenir dirá si las dos economías más grandes del continente pueden integrarse más y contribuir a que Latinoamérica y el Caribe jueguen un papel más protagónico en la construcción de un nuevo y necesario orden económico internacional.