LA LLAMARADA DEL DRAGÓN ASIÁTICO Y LATINOAMÉRICA

10 septiembre 2015

Fuente: Portafolio.co, Colombia / Ana María Carrasquilla, Presidenta del Directorio de Gobernadores y Presidenta Ejecutiva del FLAR

Bogotá, 10 de septiembre de 2015.- Las cifras más recientes de actividad económica de China llaman notoriamente la atención del mundo económico y financiero, no tanto por lo que pueda suceder este año con su crecimiento, sino por la capacidad del gigante asiático y de sus autoridades económicas de mantener un proceso de ‘aterrizaje suave’ de la actividad económica hacia tasas de crecimiento compatibles con una economía emergente más occidentalizada en su patrón de consumo e inversión, durante los próximos años.

La importancia de esta economía radica en que representa el 15 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) global y es la segunda más grande del mundo, razón por la cual su actividad económica tiene un gran impacto en el contexto económico internacional, no solo por sus efectos directos en los canales comerciales y financieros, sino por el contagio indirecto a través del desempeño del mundo emergente. Hay que destacar que este país es un gran acreedor de deuda del resto del mundo, incluyendo Estados Unidos.

El primero de septiembre, el indicador oficial de producción manufacturera confirmó lo anticipado por el indicador Caixin (compañía privada proveedora de información económica y financiera) de actividad económica, y se ubicó por debajo del umbral de 50 puntos, en agosto, explicado tanto por elementos internos como externos. Ante esto, las autoridades económicas han acelerado la política económica contracíclica de corte fiscal, la cual, en lo que resta del año, acompañará la política monetaria expansiva del banco central de China de reducción de las tasas de interés y de encajes bancarios.

Esta situación ha motivado la volatilidad experimentada recientemente en variables como las tasas de cambio domésticas y los precios de las materias primas, como es el caso del petróleo.

Más allá de si habrá un aterrizaje suave o no, lo cierto es que atrás quedaron las tasas de crecimiento superiores a 8 por ciento, registradas en algún momento por la economía China. Como consecuencia, los precios de las materias primas no volverán a registrar niveles tan extraordinarios como los del periodo 2003-2013.

Este importante elemento de demanda se suma, en el caso del petróleo, al exceso de oferta existente en el mercado internacional, situación que explica los bajos niveles de precios del petróleo registrados en los últimos meses y semanas, los cuales distan de recuperarse significativamente, a juzgar por los cifras de los contratos de futuros del WTI y, que sin duda, seguirán teniendo un efecto en las economías exportadoras del preciado crudo.

En consecuencia, nuestra región deberá navegar el proceso de normalización de la política monetaria de Estados Unidos, a iniciarse más pronto que tarde, sin el motor externo del notable crecimiento económico chino. Los datos de Estados Unidos, si bien no son extraordinarios, sustentan una sólida recuperación de la primera potencia económica global, lo que favorece el inicio del incremento de las tasas de interés de los fondos federales a finales del presente año o inicios del próximo.

La situación anteriormente ilustrada marca una crucial diferencia con respecto al escenario externo con el que contó la región durante la crisis mundial 2008-2009, en la cual la solidez de la actividad económica china mantuvo altos los precios de las materias primas, nuestro principal segmento exportable, en niveles que permitieron una rápida recuperación de la actividad económica de la región.

El escenario es menos halagüeño, si se considera que los vínculos de la región con la economía china no se limitan a su ponderación dentro de la fijación de los precios de las materias primas, sino también dentro de la demanda directa de nuestros productos (efecto cantidad), así como en los flujos de financiamiento de varios países de la región.

Todo lo anterior, me hace reflexionar en torno a la siguiente pregunta ¿la región está de vuelta a la realidad, en lugar de estar en un ‘nuevo normal’? Esto, sin hablar del problema de largo plazo existente de la eurozona, tema de mi próxima columna.