Por edad, la desocupación afecta más a los jóvenes, puesto que una tercera parte de los desempleados totales está en el rango de 15 a 24 años.
Además, las tasas de desempleo entre la juventud del país son: 6,9% de la fuerza laboral para las personas entre los 15 y 19 años; 5,7% en el rango de 20 a 24 años, y 5,1% entre 25 y 29 años.
Estas tasas contrastan con las que se registran para la población de 30 años o más, cuyas tasas de desocupación son inferiores a tres por ciento.
La tendencia a la baja del indicador, iniciada desde 2012, obedece a que el empleo formal crece a mayor ritmo que el informal, puesto que el primero lo ha hecho a un ritmo de 2,8% promedio anual, en tanto que el segundo lo ha hecho en 0,9% promedio cada año.
Por escolaridad, la población más educada es la que padece un mayor desempleo en México, ya que 47,6% de los 1,8 millones de desocupados tiene grado de educación media superior y superior.
Así, la tasa de desempleo para este segmento es 4,5% de su fuerza laboral, que se compara con las desocupaciones de 3,3% o menos en las personas que cuentan con secundaria o escolaridad inferior.
Informalidad. El instituto también reportó que en el país hay 29,6 millones de personas que laboran en condiciones de informalidad, lo que ubicó su tasa en 57,2% de la población ocupada en el primer trimestre de 2017.
La cifra representó el nivel más bajo desde que el Inegi tiene registro (2005) para los empleados que laboran sin acceso a la seguridad social o en negocios que no llevan registros contables.
La tendencia a la baja del indicador, iniciada desde 2012, obedece a que el empleo formal crece a mayor ritmo que el informal, puesto que el primero lo ha hecho a un ritmo de 2,8% promedio anual, en tanto que el segundo lo ha hecho en 0,9% promedio cada año.
Pese a esta tendencia, David Kaplan, especialista senior de la Unidad de Mercados Laborales y de Seguridad Social del Banco Interamericano de Desarrollo, destacó en su cuenta de Twitter que 63,1% de la población ocupada no tiene acceso a la seguridad social, y esto obedece a que según la metodología del Inegi, un trabajador independiente puede ser formal aunque no tenga protección social, ya que la condición es que su negocio tenga registros contables.
Al 57,2% de los trabajadores informales, hay que sumarle a 5,9% de independientes que el Inegi considera formales, pero que no tienen acceso a la seguridad social.