El gobierno de Brasil subió este jueves los impuestos y amplió el congelamiento a los gastos para cubrir un déficit presupuestario este año, en un refuerzo de su compromiso con la disciplina fiscal pero con el potencial de golpear a su frágil crecimiento económico.
En un comunicado de los Ministerios de Hacienda y Planificación, el Gobierno dijo que congelará unos 5.900 millones de reales (US$1.900 millones) más del gasto federal este año y elevará el impuesto federal de contribución social sobre la gasolina, el diésel y el etanol para recaudar unos 10.400 millones de reales adicionales.
El alza de impuestos "es absolutamente necesaria para preservar el ajuste fiscal y mantener la trayectoria de la economía hacia la recuperación", agregaron en el comunicado.
Brasil perdió el grado de inversión en 2015, después de que incumplió las metas de presupuesto durante cuatro años.
La renovada campaña de austeridad en el país ha lastrado a la inversión pública en infraestructura, pero el Gobierno del presidente Michel Temer la ha justificado como una medida necesaria para recuperar la confianza de los inversores y frenar el crecimiento de la deuda pública.
El ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, dijo el miércoles en una entrevista con GloboNews TV que las restricciones al presupuesto estaban alcanzando niveles excesivos y podrían ser reducidas dentro de 60 días.
Brasil apunta a un déficit de presupuesto de 139.000 millones de reales este año antes del pago de intereses. El déficit en los 12 meses a mayo llegó a 167.600 millones de reales, equivalente a un 2,59% del Producto Interno Bruto (PIB).
El aumento de impuestos será implementado mediante un decreto ejecutivo y no necesitará la aprobación del Congreso, eludiendo la fuerte oposición de los legisladores a mayores tributos en una economía golpeada por una recesión antes de un año electoral.