A pesar de los trabajos del Ejército y la Marina, la población afectada denunciaba la falta de ayuda. "Ya no tenemos comida ni agua y el apoyo no llega. Tenemos miedo de que haya otras réplicas y quedemos peor", dijo a Reuters Jesús Ramírez, un empleado de 27 años residente de Juchitán, la zona más afectada y ubicada en el sureño estado Oaxaca.
El número de víctimas fatales por el poderoso sismo aumentó a 96 luego de que autoridades de Oaxaca confirmaron el lunes 76 muertes, que se suman a otros 16 registrados en Chiapas y cuatro más en Tabasco.
Al concluir su visita a una zona afectada en el sureño estado Chiapas, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, dijo que autoridades comenzaron un censo para saber cuántas viviendas resultaron afectadas y pidió apoyo a empresas constructoras para ayudar en el proceso de reconstrucción, el que podría durar "algunas semanas".
Durante el recorrido de evaluación, Peña aseguró que el servicio de electricidad está casi reestablecido, mientras que el agua va con un ligero atraso en algunas comunidades.
El terremoto tuvo una magnitud 8.1, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), que lo considera el más fuerte que ha sacudido México desde 1932.
De acuerdo con el instituto sismológico nacional, se han registrado más de 1,000 réplicas desde el jueves en la noche.
La severidad de los daños por el terremoto, sumados a los que se produjeron por el paso del huracán Katia, obligaron al Gobierno de México a cancelar el envío de ayuda que había ofrecido a Texas por el paso del huracán Harvey.
"Esta decisión se toma a partir de que las condiciones de ambos países han cambiado y con base en que las necesidades de ayuda en Texas afortunadamente han disminuido", dijo la cancillería en un comunicado.
Por otra parte, la petrolera estatal Pemex dijo que difirió el arranque de la mayor refinería del país, Salina Cruz, que fue parada el viernes, debido a las continuas réplicas, mientras que las instalaciones son revisadas de forma minuciosa, dijo un portavoz de la empresa.