COMUNIDAD DE ESTADOS LATINOAMERICANOS Y CARIBEÑOS (CELAC)

El proceso de creación de la CELAC

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), fue creada en Caracas, República Bolivariana de Venezuela, en el marco de la III Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC) y de la XXII Cumbre del Grupo de Río, reunidas los días 2 y 3 de diciembre de 2011. El acto de creación se llevó a cabo mediante la firma de la Declaración de Caracas, por parte de las Jefas y los Jefes de Estado y de Gobierno América Latina y el Caribe y en la cual se define a la CELAC como un "mecanismo representativo de concertación política, cooperación e integración de los Estados latinoamericanos y caribeños y como un espacio común que garantice la unidad e integración de nuestra región".

El Congreso Anfictiónico de Panamá

El hecho histórico más remoto que, por su naturaleza y alcance de miras, ocurrido en la región conocida como Hispanoamérica, puede ser asociado a la CELAC, lo constituye el Congreso Anfictiónico (en homenaje a la Liga Anfictiónica de la Grecia Antigua), convocado por Simón Bolívar desde Lima, el 7 de diciembre de 1824 y celebrado en la Ciudad de Panamá, los día 22 de junio y 15 de julio de 1826. Ese cónclave constituye, con todo derecho, el primer gran antecedente para la conformación de un espacio de diálogo entre los países hispanoamericanos como lo que pretende ser la recién nacida CELAC.

Finalizada la guerra por la independencia de Hispanoamérica, Bolívar pensó que era necesario propiciar un espacio de encuentro en el cual participaran los países del continente americano, con el propósito de que estudiaran, analizaran y examinaran todo lo referente a los temas que les interesaban en el ámbito internacional. Tales temas estaban relacionados con la consolidación de los logros alcanzados en el campo de batalla, el resguardo de los intereses de las nuevas naciones frente a las potencias europeas que querían recuperar los dominios perdidos en el nuevo mundo, el fortalecimiento de la amistad entre los estados; y afianzar sobre sólidos principios la posesión del territorio y las relaciones internacionales. A tal efecto, Bolívar convocó el Congreso Anfictiónico de Panamá. Los siguientes países enviaron representantes: La República de Colombia, más conocida como Gran Colombia, término que se utiliza para distinguirla de la actual Colombia que para ese entonces se llamaba Nueva Granada; Perú: México; las Provincias Unidas del Centro de América; Argentina; Chile y Bolivia.

El Libertador destacó la gran relevancia y significación del congreso en varios documentos. Ya en 1815, en su visionaria y célebre Carta de Jamaica, había sugerido los que, en su opinión, deberían ser los fundamentos de la alianza hispanoamericana, como ya antes lo había soñado el Precursor Francisco de Miranda. Además, en los programas de los dos dirigentes fue tema fundamental la unidad de la América española, vista esta como una sola gran nación. A tal efecto, en la citada carta, El Libertador dijo:

“Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes Estados que hayan de formarse; mas no es posible porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes dividen a la América: "Que bello seria que el Istmo de Panamá fuera para nosotros lo que el de Corinto para los griegos”.

Se dice que la alusión al Istmo de Corinto fue lo que determinó que Panamá fuera la sede del Congreso.

No obstante, por razones múltiples, el Congreso fracasó y, desde entonces, han sido muchos los intentos por lograr la conformación de un ente que garantice la unidad y la cohesión necesarias entre los países de la región y que facilite su desarrollo soberano y su inserción en el mundo. La CELAC es el más reciente de tales intentos. De hecho, las Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno firmantes de la Declaración de Caracas, expresaron en ella que habían tomado el Congreso de Panamá como fuente de inspiración para dar vida a la nueva instancia de la institucionalidad latinoamericana y caribeña.