Las MIPYMES representan una de las principales fuerzas en el desarrollo económico, especialmente para las economías emergentes. A propósito de su contribución al comercio internacional, se ha señalado que ellas: i) forman parte de la cadena de valor de grandes exportadores locales; ii) exportan productos y servicios para nichos de mercado más especializados; iii) importan y distribuyen productos de MIPYMES extranjeras; y, iv) proveen servicios de soporte en la cadena de transacciones del comercio internacional (logística, despachos, etc.). Además, promueven la actividad emprendedora; impulsan la innovación, la diversificación y estimulan el crecimiento del empleo. En América Latina y el Caribe (ALC), las MIPYMES representan el 90% de las empresas, generan más de la mitad de los empleos y una cuarta parte del PIB. Sin embargo, aportan poco a las exportaciones y tienden a especializarse en productos de bajo valor agregado.
Además de las dificultades que experimentan la MIPYMES para acceder a un sistema de financiamiento, se reconoce que otro obstáculo que frena su desarrollo es la informalidad en la que muchas de ellas operan. De allí, que algunos gobiernos de la región se han preocupado por diseñar políticas públicas que promuevan la formalización de las MIPYMES.
El concepto de informalidad ha evolucionado hacia la definición de economía informal. Dado que el trabajo informal también está presente en MIPYMES registradas, las políticas para promover la formalización de las MIPYMES deben hacer énfasis en la adecuación normativa y en los incentivos a su formalización y en el mejoramiento de la capacidad para hacer cumplir las normas.
El proceso de formalización es uno de los mayores obstáculos que enfrentan las MIPYMES debido a los costos transaccionales del proceso; la ausencia de asesoría; los modelos tradicionales de inscripción; y, la falta de incentivos. Una estrategia efectiva para la formalización de estas empresas debe combinar medidas para reducir la carga regulatoria y el costo de la formalidad, así como incentivos para su formalización y mejoras en la fiscalización.
Se ha establecido que una estrategia efectiva para la formalización de estas empresas debe contemplar aspectos como el crecimiento económico con empleo de calidad, la mejora del entorno normativo, la promoción del diálogo social, la organización y representación, el fomento de la igualdad y la lucha contra la discriminación, el apoyo a la iniciativa empresarial, el desarrollo de competencias profesionales y la financiación, la ampliación de la protección social y el desarrollo económico local (Oficina Regional de la OIT para América Latina y el Caribe).
En el año 2019, la Secretaría Permanente del SELA convocó a puntos focales de MIPYMES de los Estados miembros, gremios empresariales y expertos en el área para que asistieran a un seminario-taller de reflexión sobre el presente y el futuro de la formalización de las MIPYMES en América Latina y el Caribe y relevaran las experiencias más significativas en esta materia. El Seminario-Taller se realizó los días 14 y 15 de febrero en Santo Domingo, República Dominicana. Fue organizado por el SELA, conjuntamente, con el Ministerio de Industria, Comercio y MiPYMES (MICM) de la República Dominicana y contó con apoyo de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina.*