OIT: Micro y pequeñas empresas son clave para mejorar empleo y transformación productiva de América Latina y el Caribe
Lima, 9 de septiembre de 2015.- Lima – Las 10 millones de micro y pequeñas empresas (MYPE) que existen en América Latina y el Caribe tienen una “importancia crítica” para el futuro de la región pues generan la mayor parte del empleo, pero al mismo plantean un desafío estratégico para los países pues son los principales nichos de informalidad y baja productividad, destacó la OIT en un informe difundido ayer.
“El predominio de las MYPE en la estructura productiva genera grandes brechas de trabajo decente y condiciones laborales, y al mismo tiempo es un freno para el crecimiento de la productividad y de las economías en general”, dijo el Director de la OIT para América Latina y el Caribe, José Manuel Salazar, quien recalcó la necesidad de generar un entorno propicio para que estas unidades puedan mejorar sus condiciones y engrosar el estrato de empresas medianas.
El informe de OIT “Pequeñas empresas, grandes brechas” ofrece un panorama del empleo y los desafíos del trabajo decente de acuerdo a la estructura de las unidades productivas. Según las cifras contenidas en este documento, las MYPE son absolutamente mayoritarias en una región donde el total de empresas suma unas 11 millones, de las cuales menos de un millón son empresas medianas y grandes.
A esta estructura productiva hay que añadir 76 millones de trabajadores por cuenta propia.
Salazar planteó que es esencial redoblar los esfuerzos para tener vigorosos ecosistemas empresariales que permitan a las MYPE a crecer y mejorar sus resultados “para el desarrollo de los mercados de trabajo y el crecimiento del empleo en la región, así como para la transformación productiva y el aumento de la productividad de nuestras economías”.
El informe destaca que las MYPE generan cerca de 47% de los empleos de la región. Si se añaden los trabajadores por cuenta propia, suman 75% del total. Las empresas grandes (incluyendo sector público) y medianas no alcanzan a generar 20% de los puestos de trabajo en América Latina y el Caribe.
El Director Regional de la OIT hizo hincapié en la necesidad de tener en cuenta “el evidente vínculo que existe entre la informalidad y el tamaño de las empresas”.
Según el informe la tasa de informalidad laboral no agrícola llega a casi 59% en las empresas con menos de 10 empleados, y baja a 14,4% en las que tienen más trabajadores. Asimismo, hay una alta tasa de informalidad entre los trabajadores por cuenta propia, de 82%.
Las brechas también se manifiestan en la protección social. Sólo 13% de los trabajadores por cuenta propia cotiza a un seguro de salud, y sube a 32% para las microempresas, hasta 86% en pequeñas empresas y pasa de 90% en las grandes empresas, dice el documento presentado por la OIT.
También hay diferencias importantes en cuanto al nivel educativo. Entre trabajadores por cuenta propia solo el 12% tienen educación superior, 15% en las microempresas, 27% en las pequeñas empresas y poco más de 50% en las empresas grandes.
El informe de la OIT destaca la alta heterogeneidad estructural en materia de productividad donde apenas 20% de la fuerza laboral trabaja en sectores que operan por sobre el promedio regional de productividad, mientras que el 80% están empleados en empresas que operan por debajo de esa media.
“La desigualdad de ingresos que es persistente en nuestra región está arraigada en esa estructura productiva con alta heterogeneidad”, apuntó Salazar. Añadió que uno de los desafíos estratégicos para la región es lograr que las MYPE se estabilicen y crezcan, y de esa manera contribuir a aumentar la densidad de empresas medianas, que son apenas 0,4% del total de empresas en este momento.
El representante de la OIT recalcó que un entorno propicio favorecedor de un cambio estructural será necesario para “elevar la productividad, crear más y mejores empleos y reducir la desigualdad” en esta región, y permitiría estar mejor preparados para enfrentar situaciones de volatilidad como la que causa la desaceleración del crecimiento económico actual.
Salazar destacó la necesidad de contar con una combinación de políticas para apoyar a las MYPE. “Se requieren políticas de desarrollo productivo, con políticas laborales, educativas y de formación que mejoren la calidad del empleo y repercutan sobre otros aspectos fundamentales, como el respecto a los derechos en el trabajo”.
“Las agendas productiva y laboral deben estar coordinadas y no separadas como es frecuente. Estas políticas se refuerzan mutuamente”, agregó.
El informe de la OIT destaca que todos los países tienen programas y políticas de apoyo a las MYPE, pero que con frecuencia hay espacios para realizar mejoras en su diseño y en su ejecución, aumentando la efectividad de las intervenciones y tomando en cuenta la heterogeneidad de las empresas.
La simplificación de la reglamentación, el acceso al financiamiento, las medidas de apoyo a la formalización tanto empresarial como laboral, las estrategias para aumentar la productividad, las incubadoras de empresas, el acceso a tecnología y procesos de innovación, los programas de formación, la participación más activa de los trabajadores, los modelos de gestión más modernos, forman parte del repertorio de medidas complementarias sugeridas por la OIT como parte de políticas integrales para las MYPE.