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Crean programa de emprendimiento para científicos en México
Crean programa de emprendimiento para científicos en México
Con sus grandes empresas, clústers tecnológicos y universidades, Nuevo León es un estado vanguardista donde hay condiciones ideales para desarrollar innovación, no obstante, una de sus más importantes casas de estudio se estaba rezagando en ese entorno de oportunidades.
Francisco Barrera, director de Innovación y Emprendimiento de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), refirió lo anterior ya que la institución caía comúnmente en una “zona de confort”: habituada a la vinculación con la industria estaba olvidando innovar en el proceso. “Teníamos la cultura del emprendimiento, un Parque tecnológico, 150 centros de investigación, más de cinco mil investigadores y una política de fomento a esta actividad.
Contábamos ya con el interés emprendedor de estudiantes y la infraestructura de la universidad; sin embargo, nos faltaba que los investigadores tomaran también ese rol”.
Los investigadores regularmente tienen poco interés por explotar el conocimiento que generan, añadió Barrera durante la Tercera Jornada de Innovación y Emprendimiento en el Campus Morelos de la UNAM, coordinada por Asociación Civil Innovación con Ciencia, creada a partir de un club de once empresas spin-offde base tecnológica o científica de este campus universitario.
“La medalla olímpica de un investigador la publicación de su trabajo o pertenecer al SNI (Sistema Nacional de Investigadores), que no está mal. No obstante, después de consultarlo con alrededor de 600 de nuestros investigadores, encontramos mucho interés pero incredulidad a la vez, puesto que pensaban que es imposible ser ‘investigador-emprendedor’, que sus responsabilidades se debían quedar en el laboratorio y que normativas y otros requisitos los distraerían de su trabajo principal”.
El especialista en mecatrónica enfatizó que ante este panorama, la UANL desarrolló un programa especial para investigadores interesados en desarrollar emprendimiento innovador y crear empresas de base tecnológica, puesto que la institución estaba generando mucho conocimiento y no lo aplicaba, mucho con beneficio social.
En este contexto crearon una estrategia de innovación que incluye el programa CREALTII (Creación de Empresas de Alto Impacto por Investigadores), integrado por cinco módulos de trabajo —uno por mes— de 10 sesiones flexibles con sus actividades académicas. En su primera convocatoria, relató en el auditorio Francisco Bolívar Zapata del Instituto de Biotecnología, se alcanzó la solicitud de alrededor de 100 investigadores.
“Se hizo una selección de 33, nuestra capacidad de atención, quienes cumplieron los requisitos, como que: su proyecto fuera escalable, resolviera problemas del entorno y se vinculara con el interés del estado por el desarrollo de la industria 4.0”.
El modelo híbrido consiste en el trabajo de los investigadores seleccionados con 13 mentores expertos, cuyos proyectos iniciales fracasaron, pero que hoy en día tienen éxito, muchos de ellos investigadores con empresas funcionando. También siguen un programa paso a paso con un staff de expertos externos quienes emplean una metodología eficaz para la maduración de proyectos, así como con expertos de la universidad en el campo de la vinculación.
“En la primera sesión buscamos que los investigadores comprendan que estamos generando conocimiento sin llevarlo a la práctica y así rompan con el esquema de que el principal problema para desarrollar este emprendimiento es uno mismo”.
Es el ego de un investigador consagrado el que muchas veces les permite pensar en emprender, acotó, y pensar que eso es únicamente para los jóvenes, porque “están en un nivel más alto”.
Originalmente proyectaron que tendrían una deserción importante en esta primera generación del programa, no obstante, continúan los 33 proyectos y esperan que, al menos, uno resulte exitoso”.
Francisco Barrera está convencido de que el valor de una idea radica en sí misma y poco sirve si nadie la usa, pero que ésta además debe enmarcarse en la innovación para solucionar problemas sociales prioritarios bajo el concepto de renovable.“Si desarrollamos un conocimiento y lo tenemos, no podemos dejar que muera, sino emplear mecanismos de innovación para que permanezca vivo”.
Finalmente, el regiomontano enfatizó que la meta para que este tipo de programas de fomento sean sostenibles, es que no sólo deben mostrar efectividad, sino volverse autónomos.
“No podemos esperar que el financiamiento se acabe, por lo que debemos emigrar al crecimiento exponencial, posicionar el valor de la marca, que nuestras invenciones más la propiedad intelectual generen valor, eso nos permitirá tener grandes servicios y productos con causa”.
Esto logrará a su vez fomentar la inversión privada y lograr el escalamiento a través del gobierno y no depender de él. “Ahora, si sólo una de las 33 empresas detona, será muy importante para obtener ingresos económicos e impulsar a muchas más.